(Análisis) Disney Epic Mickey

Hablar de Disney es hacerlo de una compañía multinacional conocida por todos por su merchandising, sus películas, sus juegos y sus parques temáticos. Es hacerlo de sueños, ilusiones y emociones que nos nacen o perduran a través de los recuerdos que podamos tener o crear con cada una de sus historias. Pero, también, al hablar de Disney, irremediablemente uno se acuerda de su personaje estrella, Mickey Mouse.

Con Disney Epic Mickey, esta factoría de sueños pretende precisamente hacernos recuperar recuerdos perdidos a base de adentrarnos en un páramo lleno de personajes olvidados, personajes como Oswald -hermano de Mickey- que por estar en otro nivel frente a Campanilla, Bella o Cenicienta, han perdido su corazón.

Mickey, el ratón inocente y patoso, la lía.

La historia de Epic Mickey comienza con un pequeño homenaje a uno de los primeros cortos de Disney, A través del espejo, donde vemos en 3D precisamente lo mismo que ocurría en el corto en 2D, pero con una remodelación completa, necesaria para ese salto dimensional.

Después de ver al famoso ratón despertar, éste atravesará un espejo llegando al mundo de Yen Sid -el mago mentor de Mickey en las películas Fantasía– y por accidente al sentirse curioso con aquellos pinceles y aquella especie de maqueta en la que el hechicero estaba trabajando, provoca un accidente que hace que haya un Páramo enorme lleno de criaturas sin corazón, despiadadas, en algún otro mundo alejado de donde habita él cotidianamente.

Por supuesto, la labor de Mickey será reconstruirlo y hacer que todo vuelva a su cauce, aunque termine siendo llamado para ello por el azar, ya que él mismo desconoce hasta donde llega el pequeño destrozo que ha hecho al derramar pintura y disolvente sobre lo que Yen Sid tenía sobre la mesa.

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