(Análisis) Disgaea 3: Absence of Detention

Ya ha salido a la venta Disgaea 3: Absence of Detention, un juego de rol táctico exclusivo de PS Vita en el que tenemos el juego Disgaea 3: Absence of Justice de PS3 pasado a la portátil de Sony, junto con todos los DLC que llegaron a salir (y que en pack se vendían a 50 euros y sueltos salían a unos 70) y varios añadidos más para ir con nuestros habitantes de Netherworld (o gente que pasaba por ahí como Almaz y Sapphire) a cualquier lugar mientras luchan en los diferentes rincones tanto de dentro de la propia historia como de su enorme cantidad de extras que hacen que llegar a 100 horas de partida sean una tarea de lo más sencillo y sin notarlo ni siquiera, salvo en el irremediable paso de los días.

Hoy queremos ofreceros un análisis de esta aventura con un humor tan de NIS para que sepáis si merece o no la pena para los amantes de los rpg el hacerse con éste para portátil o, por el contrario, es mejor dejarlo pasar.

Mao, todo un demonio ejemplar.

Entre los demonios de Netherworld, ser un vago, deslenguado, maleducado y pasar de todos los demás es lo que te hace ser un ciudadano ejemplar a ojos de cualquiera, un demonio modélico al que seguir. Cuanto peor seas, realmente más se te respetará y más te querrán todos, aunque por supuesto jamás lo reconocerán abiertamente, salvo su envidia (como eso es malo sí está bien visto) por ser tú tan pasota y aspirar ellos a lo mismo. Si por el contrario haces buenas acciones, te preocupas por los demás e incluso vas a clase y estudias, estás hecho un delincuente como pocos y la gente te temerá.

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