(Análisis) Call of Duty: Modern Warfare 3

Tras los eventos protagonizados por Makarov, Shepherd, Soap y Price al final de Modern Warfare 2, el mundo está en guerra: los rusos en Manhattan, ataques químicos por Europa y el avance de las tropas rusas por Alemania. Sobre esta trama gira la campaña de MW3, que se divide básicamente en dos frentes: la persecución de Makarov por parte del grupo de Price, y los combates repartidos por el mundo ya sea manejando a un miembro del ejército de los Estados Unidos o a un integrante del SAS británico.

La campaña sigue los pasos que se han visto en los anteriores juegos de la serie Modern Warfare y de Black Ops para hacerla lo más parecida posible a una película de acción. No es nada corta, tiene bastante contenido y un nivel de dificultad ajustable para complacer a todos los jugadores, por lo que cumple de sobras su cometido.

Además del modo historia, también existe el modo de operaciones especiales, donde hay misiones y modo supervivencia, tal y como se añadió en Modern Warfare 2. La mayoría de las misiones están relacionadas con la campaña, aunque a algunas se les da la vuelta. Por ejemplo en el modo historia se debe evitar un secuestro, y en una misión el jugador pasa a ser el secuestrador.

Pero lo realmente importante del juego es el multijugador online.

En esta nueva entrega, se han añadido muchas opciones para usar en las partidas online. Nuevas armas, nuevos accesorios, nuevos equipamientos. Y muchas muchas personalizaciones.

Por ejemplo, al escoger una arma se puede escoger una ventaja: que salte menos al disparar, que llegue más lejos, que se le pueda poner dos accesorios… Una vez escogida, se seleccionan uno o dos accesorios, tipo de mirilla si se puede y camuflaje. Con esto el uso de las armas se puede adaptar a cada estilo de juego y a cada situación.

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