[Análisis] Castle of Shikigami

Castle of Shikigami (式神の城, Shikigami no Shiro), disponible en Steam desde el 16 de junio, es el nuevo título de tipo matamarcianos, shmup, shooter arcade o como prefiráis llamarlo, que nos ha llegado de la mano de Degica Games (Scar of the Doll) y al que hemos podido jugar en profundidad aquí en SavePoint, antes de su lanzamiento.

Probablemente el título os suene a los aficionados del género, ya que llegó a salir en occidente con este nombre, el tercero de la saga, de la mano de Aksys Games. Esto os resultará más curioso, ya que este mismo del que hoy hablamos no se estrena en nuestro mercado, sino que en 2003, dos años después de su lanzamiento en Japón, salió a América y Europa con el nombre de Mobile Light Force 2, con unas carátulas que en nada se parecían a ningún tipo de contenido del propio juego, entero sin traducir y con un doblaje innecesario con un habla incongruente en lo que los chicos del staff —que también habían puesto sus nombres a los personajes del juego— denominaban inglés. Todo lo que tuvo que ver con el lanzamiento de Castle of Shikigami fue, por tanto un despropósito colosal, comenzando por el nombre de una saga que ni siquiera existía, pues a lo que esta misma empresa había llamado Mobile Light Force era, en realidad, el videojuego Gunbird.

En Castle of Shikigami se nos cuenta que ha habido una serie de asesinatos por los que ya hay 32 víctimas, todas ellas mujeres. Por ello, en un Tokyo de 2005 medio futurista y lleno de cosas de lo más extrañas que se ven como algo natural, se da paso a una investigación para la que se pide la colaboración de personas vinculadas con el ocultismo. Ahí es donde aparecen los seis personajes que podemos elegirnos para jugar a este bullet hell (danmaku, infierno de balas) bastante sólido, con cinco fases en total divididas cada una de ellas en tres partes.

Así, con multitud de jefes intermedios y finales, junto con centenas de enemigos que nos lo quieren poner muy complicado, deberemos esquivar balas de distintos tipos y colores, aprendiéndonos las apariciones de los incordios pequeños y los patrones de los jefes para combatirlos en el menor tiempo posible, rozándonos tanto como podamos con las balas sin que penetren en nuestra hit-box y recogiendo las monedas que van cayendo según destrozamos partes o matamos a enemigos.

La jugabilidad de Castle of Shikigami está muy pulida. Estamos ante un shooter arcade en vertical en el que siempre subiremos por la pantalla (o si lo preferís, bajará hacia nosotros) desplazándonos libremente en cualquier dirección, pero disparando solo hacia arriba. No obstante, cada uno de los seis personajes tiene su estilo de juego, con su armamento y sus técnicas especiales o de tipo Shikigami, varían por completo, de manera que podemos hacer frente también a aquello que está a nuestras espaldas, destrozar alguna que otra bala o incluso mandar a un espíritu a que luche contra algo que esté alejado mientras nos centramos en defendernos y esquivar.

Dominar el estilo de juego con sus ataques normales, los especiales (shikigami) y aprendernos la posición de enemigos y sus ataques aún nos costarán unas cuantas partidas, entre tanto, podemos probar los seis personajes, para decidir cuál o cuáles se adaptan mejor a nuestro estilo de juego para así lograr los dos grandes objetivos que Castle of Shikigami, al igual que otros tantos del género, tiene: superar el juego con la mayor puntuación posible y tratar de finalizarlo del tirón, con un sólo crédito, sin utilizar la opción de continuar por donde íbamos, aunque si lo vemos necesario, cuando estemos entrenando en cualquiera de las dificultades disponibles, el juego nos mostrará un contador final indicando cuántas veces hemos hecho uso de esa opción para que, recordando esa cifra, notemos también nuestros progresos.

Castle of Shikigami es desafiante y adictivo a partes iguales. Su diseño, que tira por lo simple, pero eficaz, nos muestra balas de colores y formas diferentes, así como enemigos variados que van siendo más tenebrosos según avancemos por los capítulos. Los personajes principales, cuidados y disponibles en dos colores, sobre todo por si jugamos en compañía, irán volando libremente a la par que disparan contra las diferentes amenazas, mientras nos movemos al ritmo de la música electrónica, movidita, que le va como anillo al dedo a este shooter.

La precisión es primordial en este título en el que se premia el riesgo, ya que para poder realizar ataques más poderosos, no contamos con power ups que caigan del cielo ni nada por el estilo, sino que se nos subirá el nivel de intensidad según derrotemos a enemigos en cadena, recojamos monedas o estemos rozando las balas sin parar. Aun así, si nos viéramos en un apuro, siempre podemos utilizar una bomba, ese bendito comodín que puede cambiar las tornas por completo y que más vale no malgastar, ya que su número está muy limitado. El multiplicador, para los curiosos, tiene un máximo de x4.

8

Conclusiones:

La versión doméstica de Castle of Shikigami nos transporta directamente a las sensaciones que podemos tener en una máquina recreativa, sin dejarnos el suelo en ella y pudiendo practicar a nuestro ritmo en su adictivo sistema de intensidad, aprendiendo los distintos patrones y superando esos diversos desafíos que encontraremos en sus cinco fases. Fluido, divertido, colorido y con opciones tan diferentes según el personaje que nos llame la atención no solo por su disparo principal, sino también por el especial o shikigami.

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