Los hambrientos de más Disgaea, tras las cuatro primeras entregas ya pueden satisfacer sus instintos primitivos con Disgaea Dimension 2: A brighter darkness (ディスガイア D2), la secuela del primero de los Disgaea que salió para PS2 hace ya la friolera de diez años y en el que continúan las aventuras de Laharl, Flonne y Etna, tres de los personajes más queridos y recurrentes de la compañía NIS, con perdón de los prinny que son los más sufridores y las auténticas estrellas para muchos de sus fans y, no en vano, llegaron a protagonizar dos aventuras de plataformeo en las que 1000 vidas se volvían escasas debido a la elevadísima dificultad de esos títulos.
En Disgaea Dimension 2 vuelven varias de las cosas que vimos en el primero de los Disgaea, pero al mismo tiempo se tira de las mejoras en su jugabilidad y mecánicas que fueron llegando para el resto de entregas numeradas así como en los respectivos ports a portátiles que siempre llegaban con diversas mejoras, como podréis saber por el reciente Disgaea 3 Return o por el próximo de ellos que es Disgaea 4 Return y que no se queda nada atrás.
La locura se apodera de nuevo del inframundo.
La historia de Disgaea Dimension 2 comienza justo donde se quedó todo en el primero de ellos, ya que los demás, como sabéis, eran independientes aunque se contara con cierta continuidad en algunos aspectos menores, pero jamás se hablaba de fechas concretas y además bien podía ocurrir todo en universos paralelos de modo que tanto las visitas de los protagonistas de la primera entrega, como el parentesco con el Mao, fueran algo completamente aislado. Aun así, al no entrarse en detalles sobre los terrícolas o sobre diversos aspectos que ocurrieron en el primer Disgaea y tomarse solo como relevante el hecho de que Laharl se convierte en el señor del inframundo, ni siquiera es necesario haber jugado al original para pillarse esta secuela de PS3 y disfrutar de ella como si se tratara de un título independiente, como cualquiera de los anteriores de esta franquicia.
El nuevo guión de Niikawa vuelve a ser de lo más alocado, para no defraudar a ninguno de los seguidores de Disgaea que están acostumbrados ya a situaciones de lo más ridículas y extrañas que los personajes ven incluso como normales o por las que no se sorprenden tanto como debieran cuando por ejemplo de la noche a la mañana Laharl aparece transformado en una chica con un buen par de melones o Etna ha cambiado también por completo para tener los colores del segundo mando en lugar de los del primero (una broma muy de 8 bits), pero como nuestra queridísima ángel caída no podía quedarse sin apariencia alternativa, ella también sufre cambios y llega a estar durante un capítulo entero como una idol, haciendo una auténtica competencia Asagi que si bien vuelve a quedarse sin ser la protagonista de este título (su sueño desde siempre) al menos tiene sus minutos de gloria en el escenario y es de esos personajes reclutables gratuitos, no como otros tantos que vienen por DLC de pago como Fuuka, Desco, Plenair…
Contábamos que todo comienza con Laharl habiendo heredado el trono como señor del inframundo (Netherworld’s Overlord) tras vencer a su padre. Sin embargo, allí pocos se han enterado de eso y todos siguen adorando a su padre, hasta que se enteran de que ha muerto, y entonces lo que pretenden es hacerse con el poder o simplemente montar una república y pasar de cualquier tipo de soberano, porque no ven que el joven Laharl tenga ningún tipo de carisma o valor por el que hacer caso a sus órdenes. Así que nuestro trabajo es hacer ver que se equivocan y reclutar cuantos súbditos sea necesario para que Netherworld no se convierta en un lugar caótico donde cada cual hace lo que le place.
A pesar de que la historia es divertida por las salidas de tono, los momentos políticamente incorrectos o simplemente por cómo son los personajes principales, en lo que verdaderamente destaca Disgaea Dimension 2 no es en su sentido del humor, ni tampoco en su apartado gráfico con los diseños de Haradaya, ya que si bien ambas cosas están muy bien, por un parte da la sensación de que el personaje de Sicily (hermana de Laharl) no aporta nada, y por el otro, la saga nunca ha destacado por tener unos gráficos punteros, pero es que tampoco lo necesita para que disfrutemos con ella y para que realmente tengamos unos fondos adecuados, así como un buen diseño tanto del castillo (por el que nos moveremos libremente) como de los diferentes mapas.
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