(Análisis) Disgaea Infinite

Brindada por Nippon Ichi Software, Disgaea siempre ha sido una franquicia que ha gozado de buena salud entre el público aficionado al manga y el anime, en parte debido a su estética influenciada por la cultura pop japonesa. Pero este no es el principal atractivo de la franquicia, jugabilidad, desenfado, humor y un lenguaje bastante afilado completan los motivos del éxito y la genialidad de todos y cada uno de los títulos que forman parte de esta franquicia.

En este caso se nos presenta Disgaea Infinite, una novela visual que tenía muy pocas posibilidades de llegar a nuestras tierras dado a que su formato de juego no está muy extendido fuera de Japón pero que, finalmente, conoció occidente en junio —EEUU— y noviembre —Europa— de 2010. Un caramelo que NIS of America ofrece a los fans por su fidelidad y que hay que agradecer a la compañía.

¿Qué es una novela visual?

Las novelas visualesビジュアルノベル— son juegos basados en el diálogo sonoro y escrito y la interacción con los personajes virtuales. Suelen contar con ilustraciones estáticas que se acompañan de alguna que otra animación a modo de representación de las escenas.

La jugabilidad de estos títulos está muy ajustada, reduciéndose a elegir una opción de entre varias en el momento preciso, la cual puede cambiar el desenlace de la historia que se nos presenta, para bien o para mal. Las novelas visuales más populares en Japón son aquellas centradas en el romance, llegando en ocasiones al erotismo o la pornografía. No es el caso de Disgaea Infinite, que centra su argumento en el disparatado y divertido inframundo y sus personajes. También hay ejemplos de novelas visuales que recurren a otros géneros, como la fantasía, la ciencia ficción y el suspense.

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