(Análisis) Gears of War 3

Un emblema. Una arma. Un estilo. Una franquicia que, en solo una generación, ha conseguido ser icónica y que cualquier aficionado al mundo de los videojuegos conozca la calavera dentro de un engranaje o la ametralladora con sierra mecánica. ¿Estará esta tercera entrega a la altura de su fama?
Y más difícil todavía: ¿A la altura de su hype?

Gears of War 3, que salió a la venta el 20 de septiembre, es un juego de disparos en tercera persona con sistema de cobertura desarrollado por Epic Games y distribuido por Microsoft en exclusiva para Xbox 360, y de momento, ha tenido una buena acogida comercial.

Tras la larga guerra contra los locust, la humanidad del planeta Sera está al borde de la extinción. Y por si fuera poco, ha aparecido una nueva amenaza: los lambent, locusts mutados por la imulsión. Los lambent, en una especie de guerra civil contra los locust, amenazan con destruirlo todo.


En el modo campaña, las fuerzas del COG, incluyendo a Marcus Fenix, lucharán para acabar con los locust, los lambent, y cualquier cosa que amenace a la raza humana.

En Gears of War 2 empezaron a verse retazos de la personalidad de los integrantes del escuadrón Delta, pero en esta entrega el modo campaña dedica tiempo a profundizar en los personajes, como Marcus, Dom o Cole, por ejemplo. Quizás esto sea debido a que la historia de Gears of War 3 fue escrita por Karen Traviss, el encargado de las novelas de Gears of War que existen actualmente.

Esta historia, sin desvelar nada de la trama, es larga, llegando a abarcar horas para completar un solo acto, y tiene sus momentos de humor (principalmente humor negro) y sus escenas emotivas, por lo que no se limitará únicamente en ir de un punto a otro matando todo lo que se encuentre por el camino.

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