[Análisis] Higurashi no naku koro ni Hou ch.4 ~Himatsubushi

El cuarto episodio de Higurashi no naku koro ni hou (ひぐらしのなく頃に奉) ya está a la venta a nivel global. Se trata del último de los capítulos que forman el arco de preguntas, a partir del siguiente, comenzarán a llegar las respuestas, poco a poco, de manera que en los extras de este Higurashi no naku koro ni Hou ch.4 ~Himatsubushi ya se nos avisa de que pronto iremos sabiendo si estábamos en lo cierto en todas esas hipótesis que hayamos podido realizar sobre qué ocurre en Hinamizawa, si los autores son humanos o es cosa de la maldición de Oyashiro-sama, a qué se debe ese ciclo de muertes que parece fijado.

La longitud de Higurashi no naku koro ni Hou ch.4 ~Himatsubushi es menor a la de los anteriores, es decir, tardaréis menos en leer esta visual novel de PC que se encuentra en la tienda de MangaGamer y en Steam bien de manera individual o en un pack que contiene también los tres anteriores capítulos (Onikakushi, Watanagashi y Tatarigoroshi). El que haya menos líneas no significa que el autor se quede parco en explicaciones, y precisamente en este capítulo tenemos una historia de lo más interesante para la que se nos ha trasladado al pasado.

Volvamos al pasado.

Es la primera vez que no tenemos a Keiichi por ahí, del mismo modo que faltan algunos otros personajes a los que conocimos en los tres arcos anteriores y esto se debe a que estamos en un momento anterior al que solía presentársenos, concretamente cinco años antes, en plenas batallas por la posible construcción de esa presa que dejaría sumergida la villa de Hinamizawa.

La narración de Higurashi no naku koro ni Hou ch.4 ~Himatsubushi nos viene desde Akasaka Mamoru, un detective al que conocemos en este mismo capítulo y que, pese a su gran peso en la trama, no aparece dibujado ni una sola vez, de modo que tan solo tenemos las descripciones que se nos hacen de él, aunque no son pocas, como se puede esperar de Ryukishi 07.

Akasaka Mamoru llegará desde Tokyo. Es un joven obsesionado por su trabajo, y no tardará en juntarse con Oishi, ese otro policía al que conocíamos de capítulos anteriores y que siempre estaba investigando los misteriosos sucesos. Juntos pretenden dar con el paradero del nieto de un pez gordo, que ha sido secuestrado.

El relato que se trata es muy interesante al tratarse de un flashback que unir a cualquiera de los otros arcos ya vistos, con cualquiera de sus dramáticos finales, ya que es aquí donde tenemos el origen de todo aquello que llegará después, de un modo u otro. Aquellas disputas que desembocarían en muertes y desapariciones cada año, el día siguiente de la fiesta del Watanagashi, comienzan aquí, en una época en la que Rika es muy pequeña, pero tremendamente despierta para su edad; algo que ayuda a que haga buenas migas con ese forastero que va a su pueblo, teniendo así un montón de escenas entre ellos repletas de datos de lo más interesantes, especialmente cuando la campana toca a su fin.

En ese momento en el que aún no han ocurrido todas esas tragedias anuales de Hinamizawa post-celebración de su tradicional fiesta más importante, con la semilla plantada, descubriremos más detalles sobre las tres familias: Furude, Sonozaki y Kimiyoshi. Se vuelve a poner de relieve que aunque esas tres grandes familias son las que mandan en el pueblo, el peso de ellas no es el mismo y se explica un poco la función de cada una y por qué están donde están.

No solo veremos a las tres familias reunidas, observando cómo se hablan y tratan los integrantes, sino que el capítulo, realmente se centra en Rika, desde ese detective de fuera, ese chico que se deja engatusar para jugar al mahjong con sus compañeros, recordando viejos momentos de cuando llevaba eso como una adicción de lo más peligrosa con apuestas altas en locales turbios en, por ejemplo, Kabukicho. Rika, a la que conocíamos en otros arcos de vivir sola con Satoko, con la protección del viejo Kimiyoshi como tutor, aquí aún tiene a sus padres, pero ya circulan todo tipo de rumores sobre ella y su posible vínculo con Oyashiro-sama. Este capítulo, con una versión de ella tan joven, da una información muy valiosa para todos los lectores de la obra, en tan solo una breve conversación hacia el final, hará que nuestra percepción cambie y que estemos más expectantes por los siguientes arcos. Desde el principio se este cuarto capítulo se venía preparando ese momento, con datos por aquí y por allá, incluso en esos extras breves que hay entre los propios episodios y cuando llega, es desgarrador.

No tenemos escenas de escuela, no está el club de juegos, no están los niños pululando por ahí. En cambio, tenemos una historia con menos bromas, más seria e incluso aún más dolorosa en cuanto que se llega al momento álgido, al punto dramático que, hasta el momento, hemos tenido en cada final de Higurashi.