En los últimos tiempos, las compañías japonesas están más predispuestas a lanzar sus juegos en Occidente en PC, lo que ha propiciado un torrente de novedades y ports en Steam. Uno de ellos es Mugen Souls.
Desarrollado por Compile Heart (responsables de las franquicias Hyperdimension Neptunia y Record of Agarest War), salió a la venta originalmente en 2012 para PS3, publicitándose como un cruce entre Neptunia y Disgaea. La versión para PC presenta algunas mejoras técnicas, como gráficos mejorados, un frame rate fijado a 60fps, mayor resolución, mejoras en el rendimiento y los tiempos de carga, un sonido más pulido y soporte tanto para mando como para teclado y ratón.
La historia está protagonizada por Chou-Chou, una niña egoísta y despreocupada sin recuerdos de su pasado que se define como Diosa Indiscutible de la galaxia y que pretende conquistar los Siete Mundos simplemente porque le parecen bonitos. En su camino se cruzará con el héroe y el villano de cada planeta, a los que intentará derrotar o unir a su causa utilizando el poder de cambiarse a siete formas con personalidades diferentes.
El humor es la nota predominante del argumento, recordando en algunos momentos a la franquicia Disgaea con personajes peculiares cuyo comportamiento no encaja con su papel o que parodian clichés del género, con diálogos que pretenden ser delirantes. Sin embargo, la trama es muy simple, previsible y repetitiva, con nulo interés excepto algunos destellos en el tramo final donde se desvela el pasado de Chou-Chou. Este factor podría pasarse por alto si los gags fuesen divertidos pero el guión es muy poco inspirado, con personajes planos sin mucha gracia ni carisma y muy pocos momentos que arranquen una carcajada auténtica. Además, los sketches recurrentes se desgastan muy pronto, dejando una sensación de déjà-vu constante tras las primeras horas. Mugen Souls se queda muy por debajo de otras obras similares.
Los gráficos son sencillos, coloridos y caricaturescos, con una clara inspiración anime. Mientras que en las escenas de diálogos aparecen retratos 2D animados sutilmente, en el apartado 3D los personajes tienen una estética chibi (cuerpo pequeño y cabeza grande) que acentúa el tono humorístico del juego, aunque con un buen nivel de detalle. Sin embargo, las animaciones son simples, mientras que las texturas son planas, apostando más por el color que por la calidad. Los escenarios de cada mundo tienen diversas temáticas, muy diferentes entre sí y que ayudan a la variedad, aunque el diseño de cada mapa recicla muchos recursos en ocasiones, encontrándonos con los mismos elementos una y otra vez, por lo que dentro de un mismo planeta encontramos zonas casi calcadas, algo que se puede aplicar a los diseños de los enemigos. El rendimiento de este port para PC es muy bueno, estando optimizado incluso para ordenadores modestos, moviéndose con soltura y luciendo una resolución de pantalla muy vistosa.
La banda sonora presenta temas alegres y épicos habituales en este tipo de juegos sin que destaquen mucho pero incluye algunas canciones vocales muy pegadizas que aparecen en momentos puntuales, como Fever Time, que dotan de mayor vitalidad e interés los combates. En el reparto encontramos voces muy conocidas como Yukari Tamura (Nui en Kill la Kill, Tenten en Naruto, Rozalin en Disgaea 2, Suzuha en Steins;Gate, Clover en Virtue’s Last Reward) en el papel de Chou-Chou, Saori Hayami (Leia en Tales of Xillia, Shinoa en Seraph of the End, Miho en Bakuman) como Altis, Hiromi Hirata (Mao en Disgaea 3, Makoto en The Idolmaster, Miyabi en Senran Kagura) como Ryuto, Chiwa Saito (Homura en Madoka Magica, Taokaka en BlazBlue, Aoi en Danganronpa, Jennifer en Disgaea) como Belleria o Akiko Hasegawa (Miki en The Idolmaster, Sapphire en Disgaea 3, Asagi en Disgaea 4) como Marina.
La jugabilidad se divide en tres partes diferenciadas: las escenas de historia, la exploración y combate en mazmorras y el castillo de Chou-Chou. La trama se desarrolla de forma lineal de la misma manera que en muchos otros SRPGs, sin darnos opción a diferentes opciones o rutas con las que cambiar el devenir del argumento. La exploración de los distintos mundos nos obliga a movernos por mapas no muy extensos ni complejos pero repletos de tesoros y enemigos, a los que podemos atacar con nuestra espada para obtener ventaja en el combate aunque, de la misma manera, nos pueden asaltar por la espalda penalizándonos, siendo complicado pillarles desprevenidos debido a que se mueven con mucha rapidez. En distintos puntos del mapa se encuentran eventos que harán progresar la historia y nos permitirán continuar.
Para desbloquear nuevas zonas en el planeta en el que nos encontramos (hasta tres en cada uno), debemos conquistar el continente encontrando puntos ocultos en el mapa (aunque el juego nos dará algunas pistas de dónde están situados) que nos demandarán cumplir alguna condición para llenar una barra al 100% y reclamar la tierra para nosotros. Existen tres formas de hacerlo: haber derrotado a un número determinado de enemigos, pagar una cantidad determinada de dinero (sugerida mencionando un objeto con el mismo precio) o a través de una de las mecánicas más novedosas de Mugen Souls: el Moe Kill. Chou-Chou puede transformarse en ocho chicas diferentes que obedecen a otros tantos estereotipos japoneses, a saber: Egoísta, Sádica, Bipolar (tsundere), Torpe, Hiperactiva, Masoquista, Callada y Grácil. Tras elegir la forma más afín al punto con el que estamos tratando, debemos seleccionar un conjunto de tres palabras que encajen con nuestra personalidad y el ánimo del punto para conquistarle definitivamente. Esta mecánica también se utiliza en las peleas, como veremos a continuación.
Los combates son similares a los de la saga Neptunia, es decir, por turnos pero con la posibilidad de movernos libremente por el terreno y utilizar armas y ataques con diferentes alcances. Hay varias formas de conseguir la victoria en nuestros enfrentamientos. El esquema básico es similar al de cualquier otro RPG, con ataques, habilidades especiales, objetos, defensa o huida; pudiendo realizar ataques combinados con otros miembros del grupo si la disposición de turnos lo permite pero que cuya animación acaba repitiéndose todo el rato y son imposibles de pasar a menos que los desactivemos, algo que haremos más pronto que tarde. También podemos intentar conquistar enemigos utilizando el sistema Moe Kill anteriormente explicado, teniendo en cuenta la afinidad y ánimo de cada uno de ellos, pudiendo llenar tres barras que cambiarán el desenlace según cuál se llene primero: la rosa significará que le convertimos en nuestro peón, la amarilla le convertirá en un objeto y la azul señalará que no hemos utilizado bien el Moe Kill y provocará el enfado del monstruo, aumentando sus parámetros. Para facilitarnos la tarea existen cristales en el campo de batalla que extenderán el efecto correspondiente si los conquistamos a través del mismo sistema si se trata de un cristal grande, mientras que los pequeños son individuales. Destruir estos cristales nos pueden beneficiar también para anular algunos de los efectos perjudiciales que provocan en el campo de batalla.
A nuestra disposición también tenemos la posibilidad de empujar a nuestros enemigos con ciertos ataques y gastando unos puntos específicos, provocando que reboten por toda la pantalla y causando daños extra tanto a sí mismos como al resto de monstruos, así como a los cristales. Si no fuese suficiente con eso, a medida que vamos acumulando peones se formará una bola gigante que podemos utilizar para causar un ataque de gran potencia a nuestros enemigos pero siempre teniendo cuidado de que no se sobrecargue pues puede acabar afectando a nuestro grupo. Existe una versión más pequeña que se activa al realizar un Moe Kill en un enemigo o un cristal pequeño que puede curar o causar daño al enemigo, según la opción que hayamos elegido.
Por su parte, el castillo de Chou-Chou actúa como cuartel general, con tiendas para comprar ropa y equipamiento que otorgan beneficios a los personajes (y cambian su aspecto) así como la posibilidad de hablar con nuestros compañeros y recibir regalos, crear aliados para el combate (con un sistema similar al de Disgaea), bañarnos en aguas termales para potenciar temporalmente algunos de nuestros parámetros según el champú y jabón que utilicemos, mejorar nuestro equipamiento o entrar en el Mugen Field, una mazmorra infinita donde subir nuestro nivel al estilo del Item World de los Disgaea. El castillo también nos sirve como arma en algunos enfrentamientos contra naves especiales al entrar en algunos mundos, donde se utiliza un sistema basado en el piedra-papel-tijeras para anticiparnos a la acción del rival siguiendo algunas pistas o nuestra simple intuición.
Las opciones son muchas y demuestran que Mugen Souls quiere ofrecer una experiencia variada en lo que respecta a los combates, la verdadera esencia del juego. No sólo es importante subir niveles sino equiparnos adecuadamente, mejorando concienzudamente nuestras armas y armaduras, que cuentan con sus propios niveles y ranuras de efectos añadidos, un ejercicio de gestión indispensable para superar los distintos mundos y los combates más peliagudos, sirviendo el Mugen Field como cantera indispensable de experiencia, pudiendo subir muchos niveles en razonablemente poco tiempo pero a cambio de combates muy exigentes. De esta manera, si nos centramos únicamente en pelear sin contar con el resto de variables y ventajas a nuestra disposición, empezaremos a pasarlo muy mal más pronto que tarde, siendo derrotados sin piedad por nuestros enemigos. De ahí que haya tantas mecánicas a nuestra disposición, para que elijamos el camino que mejor se adapte a nuestro estilo. Esta variedad es algo a elogiar, otorgando bastante libertad al jugador y ofreciendo posibilidades para evitar un “muro infranqueable” y, así, no aburrirnos en ningún momento.
Sin embargo, a pesar de este potencial y buenas ideas, la ejecución no termina siendo la más idónea. En primer lugar, el sistema Moe Kill es farragoso y nunca queda bien explicado debido a los deficientes tutoriales de Mugen Souls. Las combinaciones de palabras y la forma en la que se llenan las barras no se acogen a una lógica concreta, por lo que es muy complicado interpretarlas por nosotros mismos a menos que utilicemos un sistema de ensayo y error demasiado tedioso que, encima, nos puede penalizar severamente volviendo más fuertes a los monstruos. Esto también se aplica a los otros sistemas, que no están tan bien integrados como deberían, de forma que en muchas ocasiones provocan que alarguemos los combates para realizar una estrategia que no compensa. Si a esto sumamos que los enemigos no nos exigen utilizar un sistema u otro o que su uso no significa una ventaja evidente excepto en momentos puntuales, mucho de nuestro esfuerzo no se ve debidamente recompensado quitando dinamismo y emoción a la lucha, por lo que acabamos recurriendo a la mecánica tradicional toda la vida en los RPGs: ataques y magias. De la misma manera, los combates entre naves espaciales acaban teniendo muy poca presencia, por lo que se pierde la oportunidad de un cambio de ritmo que puede beneficiar el ritmo del juego. Esa poca incidencia también se aplica al sistema de peones pues, a pesar de que podemos personalizarlos, seguramente acabaremos utilizando los personajes principales continuamente. Todo se acaba haciendo repetitivo debido a que el esquema no cambia durante la mayor parte del mismo.
La duración del juego cubre un mínimo de 30 horas si no buscamos completarlo al 100%, aunque existe contenido post-game con una aventura nueva y la posibilidad de iniciar un New Game+ que aumentan la vida del título. La dificultad dependerá de nuestra tolerancia a subir niveles al margen de la historia principal pues, en caso contrario, la curva se vuelve muy cuesta arriba.
5,5
Conclusiones:
Mugen Souls es un RPG con buenas ideas y un gran potencial que no se ven reflejados en la ejecución final del mismo. El sistema de combate ofrece una gran cantidad de variantes que gestionar y personalizar pero acaba siendo tedioso, farragoso y repetitivo por momentos, impidiendo alcanzar la diversión suficiente. Esto, sumado a un apartado audiovisual, una historia y unos personajes que no llaman la atención, dan como resultado una oportunidad perdida.