(Análisis) My Girlfriend is the President

Acabamos el mes de enero con el análisis de otra visual novel, tras hablar ya de Katawa Shoujo y de One. La escogida ha sido My Girlfriend is the President (Osananajimi wa Daitouryou o 幼なじみは大統領) tras la que están Alcot, Peach Princess y la compañía americana Jast USA.

Lo primero que debemos decir al respecto es que es un juego con un alto contenido sexual y erótico, no apto para menores de 18 años y que en el análisis, aunque no vayamos a incluir imágenes con escenas explícitas de coito o desnudos integrales, sí mostraremos algunas en las que se nota el erotismo o los atributos de las féminas con las que nuestro pervertido protagonista puede intentar llegar a algo.

La jovencita que la lía parda.

Como suele ser habitual en las visual novel, el primer sistema para el que se desarrollan es el ordenador y así ha sucedido con My Girlfriend is the President que ha salido para Windows. En cambio, y esto es algo que está muy bien pensado, tendremos algo que rara vez se ve en una y es la posibilidad de escoger de entre distintas fuentes tipográficas con cuál nos quedaremos para leer todas las líneas del texto que, como es natural al estar ante una novela visual, no son pocas precisamente, así que cuanto más cómodos nos sintamos, menos nos costará y más disfrutaremos de nuestra lectura llena de caminos y sendas a recorrer.

My Girlfriend is the President debe su título a que una de nuestras novias es la Presidenta de Japón o de Rusia, aunque podemos liarnos con otras dos que nada tienen que ver con altos cargos políticos. Estamos ante un juego humorístico con un gran trasfondo político-religioso en plan absurdo y con multitud de cameos, siendo además mucho más divertido para gente a la que le gusten los manga, anime y videojuegos japoneses, aunque pudiéndolo jugar y disfrutar cualquiera que quiera probar algo diferente echándose unas risas o simplemente quiera decidir cuál de las dos presidentas es la que se merece el título del videojuego, si éste va por Ohama o por Putina -la presidenta de Japón y la de Rusia, respectivamente-. No hay que ser un lumbreras para darse cuenta de que Ohama es por Obama, mientras que Putina es por Putin, apellido que siempre ha dado para muchos chistes en España.

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