[Análisis] Operation Abyss: New Tokyo Legacy

El género de los dungeon crawlers está viviendo últimamente una especie de “renacimiento” en la industria, con sagas como Etrian Odyssey llevándose parte del mérito de este. Y es que tras muchos años sin ver casi ninguna apuesta en el género, últimamente vemos cómo cada vez más y más juegos llegan ya no solo a costas japonesas, si no también a las occidentales. Y vita puede presumir de tener unos cuantos exponentes del género, con apuestas “picantes” como Criminal Girls o más clásicas, como Demon Gaze. Precísamente los desarrolladores de este último son los responsables de Operation Abyss: New Tokyo Legacy  (東京新世録 オペレーションアビス) un juego que vuelve a aquellas raíces de Wizardry para traernos remasterizadas las primeras dos entregas de Generation Xth, dos dungeon crawlers de PC que nunca salieron del país nipón.

Generación Xth

En Operation Abyss se nos pone a cargo de un grupo de agentes especiales conocido como Xth, cuya misión es eliminar a los Variants, monstruos diabólicos que están surgiendo de los abismos que han surgido en la ciudad de Hinawa. A nuestro cargo, y bajo las órdenes de la joven Alice y del genio científico Kaito, tendremos a un grupo de hasta 6 integrantes, cuyas clases como viene siendo habitual podremos personalizar para ajustar a nuestras necesidades específicas dentro de los laberintos. Sin entrar mucho en los detalles de la historia en sí, podemos hablaros de su ambientación oscura, dejando a un lado el quizás más habitual estilo medieval por una ambientación moderna, urbana, en la que se mezcla el género detectivesco con el gore. Un ejemplo muy claro de esto son los cofres del tesoro, que en lugar de ser recipientes al uso se convierten en cadáveres de otros ciudadanos, o directamente en fantasmas de los muertos, que nos ayudarán para que no corramos su misma suerte.

Las clases jugables del juego se presentan en forma de Blood Codes, códigos sanguíneos de héroes de la antigüedad que prestan sus poderes a nuestros personajes gracias al Code-Rise, una habilidad latente encontrada únicamente en ciertos ciudadanos. Dentro de las clases en sí encontramos la variedad de siempre; Magos con hechizos devastadores, Médicos con hechizos de curación y algún que otro hechizo de apoyo, Caballeros con alta defensa y resistencia, Guerreros con la capacidad de golpear a varios enemigos a la vez o clases como la del Samurai, pensada para eliminar con ataques rápidos a todos los Variants que se nos crucen. A todo esto se suma el Academic, una clase que se dedica a investigar los chips que encontramos por los escenarios (que funcionan como sistema de drops del juego) y a buscar entradas y pasadizos secretos en las mazmorras, algo muy habitual en estos entornos. Es posible cambiar de Blood Code en cualquier momento desde nuestra base, pero esto no sirve más opción que permitirnos acceder a un nuevo plantel de habilidades. En ningún momento podemos llevarnos habilidades de una clase a otra (tener un mago ofensivo con hechizos de curación, por ejemplo), lo cual limita bastante la personalización de habilidades. Sin embargo, esto es útil en algunos casos como el del Arquero, que no puede equiparse un arco hasta nivel 3 y por tanto conviene subirle antes algunos parámetros antes como otra clase.

Pertrechados para el combate.

El sistema de equipamiento es bastante enrevesado y no muy accesible al principio, especialmente para jugadores nuevos en el género, aunque con algo de prueba y error nos acaba quedando claro cómo funciona. Para empezar tenemos restricciones de nivel, que nos impiden equiparnos algo de un nivel superior al de nuestro personaje. A esto se suman, al igual que en otros RPGs, las restricciones de clase; un Caballero no se puede equipar una varita, por ejemplo. A mayores de esto se encuentra la restricción por personalidad; al crear a nuestros personajes se nos presentan distintos arquetipos (calmado, amigable, persuasivo, etc…), lo cual nos permite elegir entre algunos stats base del personaje, según cual se adapte mejor a nuestra clase. Pues bien, estos también afectan a algunas piezas de equipamiento, alguien tímido no puede equiparse con un bikini, por ejemplo. Y hablando de bikinis, un personaje masculino tampoco puede equipárselos, así que también contamos con una restricción por sexo. A todo esto hay que sumar el sistema de glitcheo, que hace que algunas prendas no puedan
desequiparse de nuestro personaje si no lo hacemos pagando desde la base. Esto funciona gracias a ciertos parámetros rojos de las piezas de equipo; supongamos que un escudo tiene en rojo el símbolo femenino, pues si se lo equipamos a alguna de nuestras chicas será imposible desequiparlo desde el menú más adelante, únicamente pagando a la unidad médica en la base. Las piezas de equipo pueden comprarse, venderse o crearse gracias a los materiales que encontramos por los laberintos, siendo ésta última la opción más económica, pero también la que más trabajo requiere.

Exploración y laberintos.

La exploración por los mapas es tal y como os la imagináis; laberintos bien diseñados, con una geografía enrevesada y varias trampas escondidas por el entorno. Puertas y pasadizos secretos, trampas y puertas cerradas y enemigos escondidos por cualquier esquina, esperando al incauto que cruce por su territorio sin estar bien preparado. La variedad de laberintos es quizás algo escasa, haciéndonos revisitar varias veces el mismo lugar para cumplir las distintas misiones, tanto opcionales como obligatorias, del juego (a la mente nos viene el instituto Morimoto, del que no avanzamos durante bastante tiempo). Ahora bien, la variedad de los entornos sí que es digna de mención; desde cloacas e institutos abandonados a escenarios más tecnológicos como el formado por el Babel, un laberinto subterráneo completamente rojo. Durante nuestra exploración podremos encontrarnos con notas dejadas por otros jugadores, y por supuesto, podremos dejar las nuestras propias, ayudando al resto de jugadores que pasen por la misma zona. Éstas notas se dejan gracias a unos objetos consumibles, y nos permiten elegir entre frases determinadas («Examina pared enfrente», por ejemplo). Por supuesto, están las trampas. Zonas en las que no podemos acceder al mapa o lanzar hechizos de ningún tipo. Paneles que nos giran por el escenario sin que nos demos cuenta, o que nos teletransportan a otras secciones del mismo. Paneles que nos hacen daño si los pisamos o zonas completamente oscuras, en las que no se ve un pimiento. Todo esto se mezcla y junta de diversas maneras, haciendo por ejemplo alguna sección sin mapa llena de paneles giratorios y de teletransportes, lo cual nos hace la vida imposible y ayuda a crear esa sensación de que de verdad estamos en un lugar inhóspito, listo para acabar con nosotros. 

Los combates del juego son en primera persona, con una imagen estática de nuestros personajes y enemigos. Todo el que haya jugado antes a un Dungeon Crawler ya sabe qué va a encontrarse; dificultad ajustada (aunque no tanto como nos gustaría), resistencias y debilidades elementales, habilidades de nuestros personajes y varias pasivas que aportan a nuestra party la resistencia necesaria para hacer frente a los peligros del laberinto. A esto se añade el sistema de Unity, una barra que va cargándose a medida que atacamos y recibimos daño y que nos permite lanzar un ataque especial de nuestra elección (parecido al sistema de bursts de Etrian Odyssey o Persona Q).

Un sistema de encuentros peculiar; Rise & Drop

Tras los combates, como no podía ser de otra forma, recibimos dinero y experiencia, pero también ocurre algo especial; aumenta nuestra barra de encuentros. Es un sistema fácil de entender, ¿queremos luchar para conseguir niveles y objetos? Pues tras cada combate superado aumenta un poco la barra de encuentros, haciendo que los enemigos que nos rodean sean más poderosos, pero también nos den jugosas recompensas al derrotarlos. ¿Que queremos pasar de ellos y abandonar los laberintos? Tan fácil como escapar de las batallas, lo cual no solo hará que evitemos el conflicto, si no que además hará que la barra de encuentros se reduzca, para ponérnoslo algo más fácil a la hora de huir. Cuando este círculo, dividido en secciones, alcanza el cuarto nivel empezamos a encontrarnos con enemigos realmente difíciles, entre los que se incluyen minijefes o enemigos de laberintos superiores. Cuando llega al último nivel, el sexto, ya podéis imaginaros el caos que se desata, con enemigos que muy probablemente superen en mucho nuestro nivel de nuestros personajes o que tengan ataques en área que nos puedan barrer con mucha facilidad. Y hablando de niveles, el sistema de subida de nivel también es algo particular; p para subir de nivel habrá que salir del laberinto e ir a descansar a la posada una vez la barra de experiencia esté llena. Lo cierto es que no entendemos muy bien por qué, y puede hacerse algo pesado salir del laberinto si no llevamos objetos de escape o algún hechizo que nos permita huir del abismo con facilidad, así que conviene ir preparados con antelación. Una vez nuestros personajes consiguen el ansiado level up, se nos permite distribuir un punto de stat entre los distintos parámetros del personaje, pudiendo decidir si queremos subir la fuerza o la velocidad, por ejemplo. También, como es habitual, obtendremos nuevas habilidades especiales, tanto pasivas como activas, que nos harán la vida un poquito más fácil.

Jugabilidad clásica, explicaciones mínimas.

Hay muchas cosas a tener en cuenta mientras jugamos y es algo que puede abrumar con mucha facilidad, sobretodo a aquellos jugadores que no tengan mucha experiencia con el género. Esto es innegable. Lo cierto es que Operation Abyss es quizás algo obtuso a la hora de dar indicaciones, explicando lo justo y necesario del juego y favoreciendo a aquel jugador que lleva disfrutando del género varios años. Los nuevos no deben preocuparse, de todos modos, puesto que se ha incluído un student handbook que responde a casi todas las dudas que puedan surgir desde el principio; como las relacionadas con qué hace cada stat de nuestros personajes, cómo funciona el sistema de debilidades o encuentros y cómo sobrevivir a ese contacto inicial con el sistema de equipamiento. Lo bueno de esta guía es que se puede consultar en cualquier momento de la partida pulsando start (¡Incluso durante los combates!). Es muy útil, y desde aquí queremos incitaros a que le echéis un vistazo, aunque seais expertos en el género, pues hay dentro información de real importancia que os puede hacer la visita por los abismos algo más llevadera. Para este remake se han añadido dos modos de juego, Basic y Classic, que cambian los gráficos de nuestro escuadrón. El modo Basic lo acerca más a Demon Gaze, con ilustraciones estilo anime bien detalladas; mientras que el modo classic reutiliza el diseño de personajes de los juegos originales, permitiéndonos utilizar un simple creador de personajes para editar la apariencia de
nuestros personajes, mucho menos detallados, pero que cambian de apariencia gracias al equipamiento que lleven encima.