(Análisis) Sleeping Dogs

Square-Enix, compañía famosa especialmente por sus juegos de rol, aunque ha coqueteado con muchos más géneros, se estrena en terreno de sandbox con Sleeping Dogs, un juego bastante gamberro que nos recuerda a las películas de gángsters, incluyéndose también artes marciales con chinos dándose de leches contra todo lo que pillen y unas pequeñas dosis de tiroteos. De hecho, a pesar de la libertad y de poder hacer bastantes cosas, siempre nos dará la sensación de estar dentro de una película debido a la narración del guión y a cómo son las misiones (incluidas las secundarias), por lo que entrará fácil por los ojos a quienes les guste el cine de acción, especialmente con un inicio tan fuerte en el que hay una persecución en tiempo real a la vez que vemos los créditos para ya dar comienzo a la aventura.

No es que Sleeping Dogs sea una obra maestra ni innovador ni nada de eso, pero deja con ganas de explorar y estar con él y hasta a veces da la sensación de que uno se encuentra los coleccionables y extras sin salirse del camino que tiene trazado para otro tipo de planes, sin tener que dar absurdos paseos en plan «buscaremos esa aguja en el pajar sin descansar». Pero mejor os lo explicamos todo de manera más ordenada, para que no os de vueltas la cabeza.

Liándola en Hong Kong desde dos bandos.

Tras los créditos con esa persecución que comentábamos antes (y queremos que sepáis que precisamente las persecuciones son lo mejor por mucho del juego y donde se nota que se le ha querido dar un toque distinto, divertido y desafiante al mismo tiempo) nos encontramos ya con que nuestro protagonista Wei, es el típico hombre que termina siendo haciendo misiones para la policía infiltrándose en una banda que están investigando y jugándose el cuello con ello, pero también encariñándose al mismo tiempo con los chicos de esa banda mafiosa de Hong Kong que lucha por liderar por encima del resto de bandas, para hacerse con el control de todo y sentir que tienen a todo el mundo a sus pies. Wei será como la carne que va entre dos panes, estará aplastado, pero será lo mejor y más interesante del plato y, además, no es tonto, por lo que a pesar de que vaya habiendo muchos momentos llenos de tensión, mejor o peor siempre tirará para delante y nosotros le acompañaremos para saber qué más pasa mientras gana puntos tanto por su lado de triada como de pitufo, pero eso no significa que haya dos rutas, sino dos lados por los que aprender cosas que nos sean útiles de manera global para su historia con un único final.

2 Respuestas a “(Análisis) Sleeping Dogs”

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.