(Análisis) Rush’n Attack: Ex-Patriot

El evento de Tunguska. Una misteriosa explosión en el cielo siberiano a principios del siglo XX.
En Rush’n Attack: Ex-Patriot, la explosión de un meteorito en Tunguska propició la aparición del Ulyssium, un extraño mineral cristalino, de color azul claro, fluorescente y con diversas aplicaciones.

Más tarde, tras la Guerra Fría, los soviéticos descubren un uso para el Ulyssium, con el que pueden tener ventaja en futuros enfrentamientos. Por ello, la CIA envía un equipo para destruir el laboratorio secreto donde estudian el mineral. Años después, envían a un segundo grupo liderado por el sargento Sid Morrow para rescatar a Rory Gibson, un miembro del anterior equipo capturado por los rusos, y para sabotear los nuevos avances en tecnología armamentística que se basan en el Ulyssium.

En el papel de Morrow, el jugador deberá escapar de la prisión donde lo tienen encerrado, y al mismo tiempo superar todos los objetivos para cumplir la misión que le ha sido encomendada.

Rush’n Attack: Ex-Patriot está disponible para Xbox Live! por 800 MSPoints y para PSNetwork por 9.99€.

Como curiosidad, es la secuela de un clásico de Konami de los 80, Rush’n Attack, que se ha visto reeditado en multitud de plataformas: NES, Spectrum, Commodore, GBA e incluso en Xbox Live!.

Y ese sabor de juego clásico, de juego retro, se nota.

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