Tras dar el paso por Wii y 3DS, llega a la eShop de Wii U Art of Balance, un juego de puzzles con una premisa simple, pero dificil de dominar. ¿Sigue la fórmula siendo fresca y divertida tras tres entregas? Comprobémoslo.
El objetivo de Art of Balance no podía ser más simple; tenemos que construir una torre gracias a las distintas piezas que se nos proponen para cada desafío. Si, tras colocar todas las piezas, nuestra creación se aguanta sobre sí misma durante tres segundos, habremos superado la fase. La cosa no es tan fácil como parece, pues en el camino nos esperan plataformas móviles, inclinadas, o piezas con las que es difícil hacer una construcción sólida. Por si fuera poco, a medida que avanzamos por los más de 300 niveles, iremos recibiendo nuevos tipos de piezas; cristales que se rompen con mucho peso, que lo hacen con el tiempo, o que cambian la gravedad del escenario una vez colocadas, por poner tres ejemplos. Ésto nos va complicando la vida paulatinamente, pero por lo general son introducidas en cada uno de los distintos mundos, haciendo que la progresión de dificultad de los puzzles sea, por lo general, bastante suave.
El control es soberbio; Wiimote, Nunchuk, Mando Pro, GamePad o directamente la pantalla táctil y el stylus. Todo responde a la perfección y nos permite superar los desafíos de la forma más cómoda que encontremos (Off TV y pantalla táctil son las opciones favoritas de un servidor.). Lamentablemente el uso del GamePad es más bien… escaso. Ya hemos comentado que puede usarse como control tanto con los botones como con la pantalla táctil, pero exceptuando el Off TV Play, poco más nos ofrece.
Lamentablemente, Art of Balance no está exento de problemas. En ocasiones, el juego decide que no quiere darnos la victoria, y de hecho en más de una ocasión nos ha ocurrido que una torre, a priori estable, se iba al garete solo para funcionar perfectamente en el siguiente intento. Las piezas nos dan cierta libertad a la hora de resolver los desafíos, pero esto es un arma de doble filo, ya que algunos niveles acaban siendo más confusos de lo que deberían sin tener razón para ello. El mayor problema del juego, sin embargo, es el motor de físicas, al que de vez en cuando le da por trastabillar, sobretodo cuando entran en juego las plataformas móviles; no es un error especialmente grave, pues suele resolverse repitiendo el nivel, pero sí que llega a ser molesto. Además, nos ha chocado que se nos conceda un nivel a pesar de que nuestra torre colapse; al final resulta que da igual la estabilidad de la torre, mientras ninguna de nuestras piezas toque el suelo antes de que termine la cuenta final, todo vale. Pensamos que, al tratar el juego sobre la creación de torres estables, hubiese sido preferible colocar el Game Over cuando nuestra torre deje de serlo, pero de todos modos, ocurre esto tan pocas veces, que es fácilmente ignorable.
Junto a los puzzles arcade se han incluido varios modos de juego más; Resistencia nos propone superar tantos niveles como podamos con tan solo 3 vidas, dándonos al final de la partida una puntuación, que será incluída en marcadores globales para competir con el resto de usuarios. Torre inestable, por otro lado, es un modo para varios jugadores en el que competimos entre rondas; aquel pobre al que se le caiga la torre, pierde la ronda, y el ganador será aquel con más puntos tras la partida. La última opción es este modo multijugador, pero online. Lamentablemente, no hemos podido probarlo, a pesar de haber intentado entrar a alguna sala durante los últimos días. De todos modos, la experiencia debería ser idéntica a la vista en Torre Inestable, y, al ser las rondas por turnos, poco puede importar el lag, si es que hubiera.
7,8
Conclusiones:
En definitiva, Art of Balance es un puzzle que encaja satisfactoriamente. Es absurdamente adictivo y simple de entender, pero los distintos tipos de bloques y de desafíos crean una curva de dificultad soberbia. El motor de físicas falla en contadas ocasiones, y el juego puede llegar a ser bastante injusto cuando quiere. El control perfecto, independientemente del mando que usemos, los distintos modos de juego y el bonito apartado artístico acaban de ponerle la guinda a una torre estable, aunque en ocasiones se tambalee un poco.
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