(Análisis) Analogue: A Hate Story

*Hyun-ae nos da la bienvenida con un traje alternativo.

Con unos gráficos simples, pero efectivos, en una pantalla muy limpia con una consola de comandos para realizar varias acciones de un modo muy como si estuviésemos en DOS y luego una vez dentro con un sistema operativo inventado en el que todo lo que nos importa es hablar con al inteligencia artificial que tengamos seleccionada mientras leemos las diferentes cartas y capítulos de diarios personales de esa época pasada que estamos investigando y sobre la que en nuestra cabeza no hay más que desconcierto, lagunas y apenas conocimiento, iremos descubriendo hechos históricos (ficticios, por supuesto) de una civilización koreana a través de varias familias, teniendo incluso los árboles geneálogicos para hacernos más sencillo el entender lo que se nos está narrando y, además, según lo que les enseñemos a las IA o cómo respondamos a sus preguntas, iremos encaminándonos a un final u otro, de entre los cinco disponibles.

El menú de opciones y guardado.

A pesar de estar guiados por dos programas de inteligencia artificial, estos son bastante diferentes y poseen una personalidad muy marcada, teniendo por un lado a *Hyun-ae, una tímida chica ansiosa por recibir cariño y le da bastante igual de quién con tal de que se le digan cosas bonitas y reciba un trato especial, y por el otro lado está *Mute, bastante más fría y que de primeras nos hará un pequeño interrogatorio para hacerse una pequeña idea del tipo de persona con el que trata, antes de irle dando acceso a los documentos ocultos. En cualquier caso, no debemos olvidar que no son chicas reales, que jamás podremos tener nada con ellas, a pesar de insinuarse que podría haber algo como una especie de amor imposible, incluso podemos escoger nuestro género al hablar y crear momentos de flirteo lésbico con *Mute, que parece bastante tradicional y misógina.

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