(Análisis) Army Corps of Hell

Square-Enix también se ha sumado al carro de lanzar un título para el lanzamiento de PS Vita. Con Army Corps of Hell nos presentan un juego muy portátil que podría parecer de móvil si no fuera porque aprovecha todos los controles de la consola, así como la táctil trasera.

Army Corps of Hell no es un juego que vaya a sorprendernos, pero sí uno con el que uno se queda haciendo fases de vez en cuando o incluso rehaciéndolas para sacarse una mejor bonificación o ir en busca de materiales. Su historia es lo más común, controlaremos a un Rey del Infierno destronado, que irá con una horda de duendes, adentrándose más cada vez en las profundidades del Inframundo para recuperar su corona.

Mata demonios con tus vasallos.

Nuestro personaje principal será un Rey del Infierno, sí, pero es bastante inútil, de modo que no es capaz de luchar por sí mismo, aunque tiene la suerte de que los duendes son tan estúpidos como para unirse a él a cambio de falsas promesas. De esta manera, y con un pelotón de veinte soldados de infantería, empezaremos una aventura en la que al avancer, iremos teniendo sustanciosas mejoras y, además, desbloquearemos a dos clases más de duendes que nos ayudarán en nuestro retorno a la recuperación del poder: los magos y los lanceros.

Cada clase de duende tendrá su manera de atacar, aunque en cualquiera de los casos, son inútiles de manera independiente y trabajan solamente bien en colectivo, y por supuesto, dependiendo de las órdenes que les demos, porque si nos da por decirles que se suiciden, lo harán, quedándonos solos contra el mundo y sin ser capaces de hacer nada que no sea utilizar un objeto, rezar o, con suerte, encontrarnos una jaula para invocar a nuevos vasallos a cambio de sangre derramada por enemigos. Así de poco vale su alma y su fidelidad incondicional.

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