(Análisis) Atelier Totori

Gust ya lleva más de una docena de juegos sobre alquimia, perteneciendo todos ellos a la saga Atelier, pero dividiéndolos en subsagas, habiendo una trilogía en PS3 que consta de Atelier Rorona,  Atelier Totori y Atelier Meruru.

El pasado año salió a la venta Atelier Rorona, protagonizado por Rorolina Frixell (Rorona para los amigos) una muchacha un poco torpe, estudiante de alquimia, que tenía que hacer lo posible por salvar su Atelier y el de su maestra. Atelier Totori, sin embargo, es una continuación directa de Atelier Rorona y nos cuenta la historia de Totooria Helmond (Totori) y el juego restante, Atelier Meruru, es una secuela de éste que vamos a analizar hoy y del que aún no hay anuncio para occidente aunque en Japón salió hace un tiempo.

Historia de Totori.

Totori es una chica que vive en un pueblecito pesquero. Allí hay muy pocos habitantes y todos se llevan bien y se ayudan cuando pueden, pero esconden un secreto sobre la madre de la joven protagonista, que desapareció hace unos años al irse por ahí de aventuras, ya que era un poco viva la virgen y llegó a ser la primera aventurera con licencia de Alanya. Sin embargo, por cuestiones de la vida, Totori, que ya estaba acostumbrada a vivir bajo los cuidados de su hermana mayor, Ceci, junto con el padre de ambas -del que siempre se olvidan, haciendo de eso un chiste- un buen día decide que estaría bien convertirse en una aventurera, ya que su amigo de la infancia, Gino, le mete el gusanillo dentro del cuerpo.

Ceci intenta evitar a toda costa que Totori se salga con la suya y en varias ocasiones procura hacerla cambiar de parecer, pero la cabezonería de la joven aprendiz de Rorona -a la que conoció en extrañas circunstancias y le enseñó los fundamentos de la alquimia- es suficiente para que ella comience un viaje para ver mundo y mejorar como alquimista.