[Análisis] Atomik: RunGunJumpGun

Recientemente lanzado en Nintendo Switch dentro de su catálogo digital, Atomik: RunGunJumpGun es un desafiante juego completamente adictivo. Desarrollado por ThiryThree Games y con los textos completamente en castellano, nos lleva a un mundo que está muriendo. La causa, una estrella que engulle planetas. Esa historia que se nos va relatando en pequeñas pinceladas entre fases, con comentarios sarcásticos, no tiene un gran desarrollo y no es más que otro simpático propulsor para animarnos a continuar superando lo que, en muchos casos, parece imposible.

Atomik: RunGunJumpGun es un juego que, a priori, nos evocaría el popular Jetpack Joyride, pues en ambos estamos ante un runner con un propulsor a nuestras espaldas que no sólo nos vale para flotar, sino que es a su vez un arma de fuego para abrirnos paso. La cantidad de contenido, el cuidado de los niveles y las físicas son tan diferentes entre ambos que sería como comparar Super Mario World con cualquier otro juego de plataformas con el que simplemente pasar el rato, sin sentir que se te dispara el pulso.

Colorido y atrevido, con unos diseños de niveles de impresión, este juego nos mantendrá atrapados prácticamente desde el tutorial. Sus sencillos controles, limitados a dos botones (uno para flotar y otro para disparar) podrían darnos bastante confianza, pero tras las primeras muertes, nos daremos cuenta de que es muy complicado dominar este juego. Siempre andaremos atentos a los tiempos para colarnos entre las balas, frenando si fuera necesario al pegar algún que otro disparo, pero con cuidado de no excedernos y caernos contra unos pinchos. Miraremos en cada momento de dónde vienen esas bolas de fuego para tratar de romper el dispositivo que las lanza, o buscaremos el camino que mejor podamos dominar. El caso es que, serán muchos los factores a tener en cuenta a través de los tres mundos y las 120 fases de Atomik: RunGunJumpGun.

Pasado el tutorial y según nos hayamos hecho a los movimientos de nuestro protagonista, es posible que superemos unos cuantos niveles del tirón si somos medianamente hábiles. En cuanto nos encontremos con el primer muro, con esa primera fase con la que sudar para aprendernos un recorrido y calibrar bien los movimientos, nos sentiremos como un superhéroe al superar esa némesis. Serán muchas las muertes que encadenemos, en algunas fases seguramente podamos casi llegar a la desesperación, pero al mismo tiempo notaremos que avanzamos hacia la salida de esa pesadilla, que vemos más claro cómo superarla y que, intento tras intento, se van viendo pequeños progresos que nos preparan para el estallido de alegría ante el momento en que cruzamos la meta.

En los runner estamos acostumbrados a que el personaje corra hacia delante sin descanso. Así sucede en este título. Sin embargo no estamos ante un juego en el que mirar a llegar lo más lejos posible ni tenemos ningún tipo de power up para facilitarnos las cosas. Atomik: RunGunJumpGun es duro, con fases cortas desafiantes en las que tardaremos menos de un minuto en llegar a la meta (si todo va bien y no nos toca rehacerlas) y con una curva de dificultad creciente, por si creyéramos que está todo ya hecho y que somos unos auténticos maestros a la hora de manejar a ese aventurero espacial al ritmo de una música electrónica que encaja a las mil maravillas con este juego de aspecto retro.

Si en alguna pantalla no llegásemos a ver la luz al final del tunel, el juego nos permite pasar a otro nivel. Del mismo modo, siempre podemos volver atrás a través del menú para superar lo que hayamos dejado aplazado o para intentar conseguir todas las atomikas en cada fase, algo completamente accesorio y que supone un desafío añadido. Estas atomikas son pequeñas estelas de luz que sirven para desbloquear los siguientes mundos, aunque el número requerido para ello es tan pequeño que no supondrá problema incluso aunque no vayamos buscando cogerlas, porque es inevitable hacerse con unas cuantas en nuestro recorrido.

9

Conclusiones:

Atomik: RunGunJumpGun es frenético. Medido al milímetro, con fases cortas e intensas, cada pequeño triunfo nos dará un nuevo impulso hacia el siguiente desafío. Un arcade complejo con aires retro en el que podemos invertir bastantes horas.

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