(Análisis) BlazBlue: Continuum Shift

Por miedo a los posibles conflictos que pudieran desarrollarse en el futuro, el Librarium consumó su subyugación sobre la población al anunciar el siguiente decreto: “Quien quiera que ose desafiar al Novus Orbis Librarium Armagus, será ejecutado sin excepción”.

Varios años después del fin de la Segunda Guerra, una sección del Librarium, que tenía la reputación de contar con una fuerza tan poderosa como la del ejército de cualquier país, fue repentina y completamente destruido.

Los escasos supervivientes hablaron temerosos y traumatizados de un solo hombre aparecido de la nada destruyénndolo todo a su paso. Su nombre era Ragna the Bloodedge.

Él, en solitario, protagoniza una guerra de un solo hombre en contra todo el poder del Librarium. Lucha para destruir la mano de hierro con la que el Librarium subyuga a la humanidad.

Gráficos

Si hay un apartado en el que los chicos de Arc System Works siempre han demostrado una habilidad brillante es en el aspecto gráfico de sus juegos. Blazblue: Continuum Shift hace gala de un aspecto visual capaz de cortar la respiración.

Es cierto que los juegos de lucha, al desarrollarse en una serie de localizaciones concretas y siempre con la misma plantilla de personajes, permiten que los desarrolladores y los equipos artísticos puedan explayarse en su labor, pero el trabajo hecho en Blazblue eclipsa a la competencia.

Los personajes, están elaborados con unos detalladísimos sprites en alta definición, gozan de una cantidad de frames de animación que hacen que todos sus movimientos resulten fluidos en pantalla.

Incluso el más mínimo gesto, guiño o movimiento goza de una naturalidad rayana en lo macabro.

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