(Análisis) BlazBlue: Continuum Shift

Los decorados por su parte siguen estando un nivel más allá de lo que se ha podido ver en cualquier juego de lucha de la actual generación. Estos utilizan una espectacular mezcla de elementos bidimensionales y tridimensionales, en combinación que una paleta de colores intensa y viva que hacen que todo lo que vemos por pantalla nos entre por los ojos.

Ya con el primer Blazblue muchos fuimos los que opinamos que sin duda se trataban de los escenarios más espectaculares vistos en un juego de lucha hasta la fecha.  En esta segunda parte no podemos más que reafirmarnos en dicha opinión al ver el magistral trabajo del equipo artístico.

Respecto a su antecesor, los menús han sido rediseñados, resultando ahora mucho más agradable la navegación por las diferentes opciones.

Sonido.

Si el aspecto gráfico es sobresaliente, el apartado sonoro no se queda atrás.

En esta segunda parte, la banda sonora sigue dependiendo de Daisuke Ishiwatari, lo que queda patente desde el primer momento dada la potencia acústica de todos los temas del juego.

En ellos sigue resultando predominante la guitarra eléctrica. Rápida, implacable, con unos punteos excelentes.

Además, cada tema musical va asociado a un personaje en concreto en lugar de a los escenarios, lo que hace que cada canción se adapte a la personalidad del personaje al que ilustra. Mención especial a “Condemnation Wings”, el tema de Tsubaki, en el que hay momentos en los que incluso parece que la guitarra cante.

Una respuesta a “(Análisis) BlazBlue: Continuum Shift”

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.