(Análisis) Clan of Champions

Clan of Champions es uno de esos títulos olvidables. Para empezar porque carece de historia y para seguir, porque la reducida personalización con la que cuenta y todas las buenas ideas y propósitos con que parece que va, se quedan en agua de borrajas.

El juego trata de cómo hacer y rehacer misiones no demasiado largas sueltas, hasta que no queden más. No es largo, ni interesante y que la cámara se descontrole como quiera y más, dejándonos a veces hasta dando palos de ciego contra una pared sin saber ni si tenemos enemigos detrás o si estamos dando golpes a un pedrusco o a un soldado.

De primeras llama la atención su ambientación medieval, pero en cuanto uno empieza a pegarse con los controles y ve que la IA es más tonta que Forrest Gump, y que no encuentra muchos alicientes para jugar porque todo se aleja de los juegos a los que pretende parecerse (esto no es un baldur’s ni un dungeon siege por más que trate hacernos sentir que bebe de ahí) porque el sistema de habilidades se queda corto, la jugabilidad no va nada rodada y además las fases suelen ser pequeñas y no hay ni siquiera una extensa variedad de enemigos para que uno se entretenga matándolos para subir de nivel y gastar así puntos en hacer que el personaje sea un poco como uno tenga pensado.

Entrar en una partida cooperativa de varios al menos es más entretenido, ya que cada uno se dedica a una cosa y al charlar por ejemplo por skype, la experiencia es distinta, sobre todo porque hay fases ya bastante complicadas con bichos que dan la sensación de no morir nunca, a no ser que uno haya subido sus armas hasta niveles insospechados o que, precisamente vaya en compañía de otros luchadores. Aun así, es un juego prescindible en la vida de todo jugón, con una calidad deficiente y lleno de errores que hacen que no seamos capaces de darle el visto bueno, ni de recomendárselo a los fans de los caballeros y castillos, de esos que gozan con los cuentos del Rey Arturo, de Berserk o de cualquier cosa que huela a medievo.