(Análisis) Dead Island

Pero mejor centrarse en el gameplay. Tal y como comentó Techland, en Dead Island lo más importante son las armas, y por ello se encargaron de que hubiera un sistema de recolección, desarrollo y personalización para conseguir que cualquier cosa que se encuentre por la isla se pueda usar o bien como arma, o bien para mejorarlas e incluso crearlas. Desde modelos simples como un bate con clavos, a modelos con media docena de componentes que consigue crear un hacha que envuelve en llamas a los zombis.

Y aunque cada arma se va gastando con el uso, pero en los bancos de trabajo se pueden reparar y mejorar, subiendo sus estadísticas.

El único problema con este elaborado sistema de armas, es que la supuesta escasez de armas, componentes y dinero, no es tal, ya que cada vez que se vuelva a cargar un escenario, reaparece todo.

Como se puede deducir, el combate en Dead Island está muy centrado en el cuerpo a cuerpo, diferenciándose así de gran variedad de juegos del estilo. Por ello es interesante el modo analógico, donde al mover el joystick derecho del mando se mueve el arma en la dirección que se indique en el stick. Esta es la manera de conseguir precisión en el ataque cuerpo a cuerpo (sin el modo analógico, no es tan simple apuntar a partes concretas), pero es un poco aparatoso de utilizar. Aparatoso, porque se tiene que apretar un botón para entrar en modo combate, y usar el stick derecho, perdiendo así uno de los joysticks y por lo tanto la posibilidad de mover al personaje.

Con tantas armas, hacen falta muchos enemigos a los que matar. Y en Banoi los hay a montones.

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