(Análisis) Dead or Alive 5

Cuando realizamos nuestra primeras impresiones, hace ya unos meses, os hablábamos de que esto es como bailar con los personajes en escenarios interactivos de los que aprovecharse, lo que no sabíamos es que en la versión final habría muchos más movimientos, que cada personaje sea un mundo y que además, para los más puristas, dan la opción de desbloquear el daño por escenarios y el podernos mover por niveles, de manera que serían fijos y estáticos como en cualquier otro modo de juego. Eso sí, si preferís probar cosas nuevas y ver esta novedad que no estaba en ningún otro título de la saga, probablemente os sorprenderéis con la cantidad de cosas que hay, desde reventar paredes y cubos, hasta terminar reventado contra un tanque o trastear con prácticamente todo en un circo, teniendo como colofón el meterse dentro de un payaso por la boca y salir disparado por la nariz.

Por último y como curiosidad, tenemos a un personaje español en el juego que es nuevo de esta entrega. Mila es una chica de MMA y no es la típica bailadora de flamenco ni torera que uno se esperaría vistos los tópicos que suele haber en otros juegos por ahí, sino que tenemos a una chica normal, muy simpática y con sus preocupaciones que trabaja de camarera. Así que puede que tengáis un flechazo con ella, pero tampoco queremos contaros nada más sobre la historia o los personajes, porque lo mejor es que os pongáis a los mandos.

9,2

Conclusiones:

Puede que Dead or Alive no sea precisamente la saga más popular y querida dentro de los juegos de lucha tridimensionales con competencia como Tekken o Soul Calibur, pero esta entrega bien puede considerarse la reina del género por el momento con la nueva apuesta de interacción de escenarios tan diferentes entre sí, lo calibrados que están los personajes y, sobre todo, la gran cantidad de movimientos que tienen y que tanto sorprenden por golpear tan solo con dos botones y utilizar los otros dos de los cuatro totales para contraataques y cogidas, demostrando así que el ir por libre y tener un estilo único y diferente, no tiene por qué ser malo a pesar de lo que pueda tirar para atrás a algunos por su complejidad.