Saltando por el tablero.
La franquicia Disgaea es para mucho la reina en el género de los rpg tácticos y no es para menos, ya que la cantidad de opciones jugables que tiene, la carencia de problemas con la cámara dentro de los mapas y lo adictivo que se vuelve simplemente el hecho de meterse en una batalla tras otra dentro del item world, hacen que la experiencia sea única. De hecho, en cada nuevo título se va puliendo más su sistema y se recuperan cosas de juegos anteriores o se va en otra dirección completamente opuesta, según lo que, desde Nippon Ichi Software, como expertos en la materia, consideren más adecuado.
Los cambios incluidos en Disgaea Dimension 2: A brighter darkness son de lo más numerosos y aunque en esencia tenemos lo mismo al tener a un montón de personajes importantes y con su propia apariencia y ténicas (bien sea porque son relevantes en este juego o porque lo hayan sido en otros de NIS como pueden ser los anteriores Disgaea, ZHP o La pucelle o Makai Kingdom) más todos los que podemos crearnos dentro de las más de veinte clases diferentes entre humanos y bestias, en realidad todo cambia al regresar el sistema de herencias, pero con mejoras y simplificado para que así cualquiera por ejemplo sea capaz de hacer que todos en su grupo sepan curar sin demasiados quebraderos de cabeza para así pasarse al menos el modo historia sin sufrir demasiado y sin necesidad de meterse a conseguir niveles en ningún lado.
De todos modos, aunque habrá aquellos a los que tan solo les interese pasarse el modo historia e ignorar el resto de cosas que ofrece, hay un abanico tan amplio de posibilidades y tantos retos por superar, que realmente este juego puede llegar a absorberles la vida a sus fans si no se dosifican sus horas de vicio un poco, ya que si bien ahora entrenar puede resultar algo más asequible gracias al sistema de trucos que se ha incluído para ir subiéndonos la dificultad sin pasar por la asamblea y recoger votos de allí de cada vez, e incluso podremos activar y desactivar la opción de Land of Carnage con sus dificultades hormonadas, así como el Rasetsu para absorber más puntos de stat, eso no significa que no tengamos qu centrarnos en subir las armas y todo el equipamiento, o mirar a robar a los demás aquello que tan bien pueda venirnos y que, en el caso de los jefes extras, puede costarnos como no estemos verdaderamente preparados, ya que hablamos de rondar niveles de esos que marean con varios renacimientos y si vuestra meta es acabar con Baal, os hará falta muchísima paciencia ya que es más complicado que nunca antes en la saga.
Antes de Baal, por más que esa sea la auténtica meta para muchos al ser el auténtico desafío del juego, debéis sacarle partido a los geopaneles y olvidaros del magichange, ya que ahora lo que hacemos en monstarnos sobre los monstruos para así tener técnicas en pareja, pero es que además de eso está el sistema de afinidades, mediante el cual, cuanto más cariño se tengan nuestros personajes, más turnos robaremos a la hora de atacar, o mejor se defenderán unos a otros de manera desesperada para evitar bajas. Al mismo tiempo, podemos ponernos entrenamientos pasivos en la sala de entrenamiento, para que cada vez que subamos un nivel consigamos por ejemplo más vida, más magia, una mayor defensa, más puntos de maná, etc. Una vez que comprendamos realmente el funcionamiento de todo eso, entonces ya sí que podremos sacar verdadero partido al potencial de nuestros personajes y aprender con ellos las mejores técnicas para ponerlas en marcha por ejemplo a la hora de capturar inocentes o de dar caza a los inocentes para modificar con ellos nuestro equipamiento y que así nos fortalezcamos aún más. La jugabilidad está tan bien y hay tantas cosas por hacer, posibilitándosenos incluso el saltarnos los vídeos con las animaciones de las técnicas que ya hubiéramos visto al menos una vez en pantalla, para agilizar los combates si así lo preferimos, que desde luego que nadie podrá quejarse de tener un juego que se pasa en un respiro y que no le ofrece nada más, ya que aquí, como poco, para desbloquear todas las clases se os irán un buen número de horas, y si no queréis dejaros nada en el tintero e intentáis tener todos los objetos para que se os reflejen dentro del álbum y además queréis acabar con todos los enemigos existentes, tened en cuenta que os iréis más allá de las 100 horas de partida habiendo conseguido tan solo la mitad de las cosas que teníais en mente.
9
Conclusiones:
Disgaea Dimension 2: A Brighter Darkness ofrece horas de diversión por delante a los fans de los rpg tácticos ya que, una vez más, la jugabilidad va un paso más allá de lo visto en anteriores de la saga y aunque no se ha metido ni una sola opción online como la de montarte tus barcos o luchar contra equipos de otros jugadores, hay otras cosas que se han recuperado, como las herencias o algunas de las clases que se quedaron en el tintero en Disgaea 4. Es realmente divertido perderse por los capítulos de misiones secundarias o ver realmente todo lo que se ofrece en el postgame tanto a la hora de reclutar personajes como a la de darse cuenta de que realmente uno tiene que tirar de todo su ingenio para subir niveles y puntos si quiere llegar a acabar con el jefe de jefes que, cómo no, es Baal una vez más.
La historia en esta ocasión tan solo nos muestra a Laharl intentando demostrar que es el señor del inframundo, pero no por ello se abandona el humor característico de la franquicia, por lo que es una secuela digna del primero de la saga y deja con ganas de un Disgaea 2 Dimension 2, de un Disgaea 3 Dimension 2...
Una respuesta a “[Análisis] Disgaea Dimension 2: A Brighter Darkness”