(Análisis) Disney Epic Mickey

La historia ante la que nos encontramos se la debemos a Warren Spector, conocido por varios RPG y por los toques Cyberpunk que utiliza casi siempre.

En esta ocasión, él decidió hacer un Mickey clásico que se moviera por un mundo diferente, que recordara en cierto modo a DisneyLand, pero que tuviera sus entresijos y secretos y, sobre todo, que recuperara todos los personajes olvidados como el propio Yen Sid, Pete o Oswald, el conejo afortunado, que desempeñará un papel importantísimo en la trama de principio a fin, mostrándosele como un ser celoso de su hermano menor por la suerte que ha tenido de que todo el mundo le quiere, pero también como un personaje bondadoso a su manera a pesar de lo huraño que pueda parecer.

En Disney Epic Mickey tendremos dos posibles caminos: el del bien y el del mal.

Para obtener un final bueno y arreglar el mundo de la mejor manera posible, tendremos que hacer un mayor uso de la pintura y decidir siempre la opción más amable de entre las que se nos presenten, mientras que para obtener un final no tan bueno, que no llega a malo, y arreglar las cosas así como se pueda luchando contra todos los enemigos sin importar quiénes sean ni si merecen morir en lugar de volverlos aliados, tendremos que hacer uso del disolvente. En realidad, pintura y disolvente son las dos caras de una moneda; da igual por qué camino vayamos, arreglaremos el mundo sea de una manera o de otra, pero, claro, hay que ser consecuente con los actos.

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