(Análisis) Donkey Kong Country Returns

Uno de los puntos fuertes del juego es su modo cooperativo, con el que podremos jugar de manera simultánea con un amigo que nos ayude matando enemigos para que el camino sea más fácil entre dos, o para tener más probabilidades de éxito en las fases de bonificación.

Además, si Diddy Kong se sube a hombros de Donkey Kong, este último podrá planear en sus saltos además de que pillará más altura, algo realmente útil para calcular mejor la caída y asegurarse que uno no termina cayendo al vacío por un precipicio que dé fin a su vida.

La única cosa que le quita ventaja en cierta manera al modo cooperativo es que si uno muere con su compañero subido en su espalda y por lo que sea se cae, morirán ambos, es decir, se perderán dos vidas. Sin embargo, si nos diéramos golpes, se irían turnando entre los personajes, pudiéndo recibir cada uno un máximo de dos antes de perecer y siendo además posible rescatar al compañero con un barril DK para que ni siquiera se le reste la vida perdida o, en caso de necesidad, nuestro amigo puede reaparecer gastando la vida de rigor pulsando el botón número uno.

Hablando de vidas, puesto que es algo importante, éstas se conseguirán de distintas maneras: con cien plátanos engullidos, reventando un globo o directamente comprándolas en la vieja cabaña a cambio de unas monedas especiales que se consiguen en algunas fases y que siempre suelen estar ocultas o en sitios poco accesibles.

Una respuesta a “(Análisis) Donkey Kong Country Returns”

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.