Luces y sombras.
En el aspecto artístico y técnico el juego es totalmente irregular. Empezando por el diseño de los personajes a los que (excepto en honrosas excepciones) les falta carisma y que contrasta con el excepcional diseño de monstruos, con mención especial para el dragón, y de las armas y armaduras. En el caso de las localizaciones nos encontraremos con que las ciudades y en general las construcciones humanas no están a la altura ni de lejos de los campos abiertos y sobretodo de las impresionantes panorámicas que se pueden ver al subirse a la cima de algún monte o un acantilado.
Yécnicamente el juego es igual de irregular, con una gran fluidez en las batallas y unas animaciones más que decentes y sin embargo en las escenas más tranquilas en las que salen hablando varios personajes se introducen animaciones en bucle que poco tienen que ver los la discusiones que estamos presenciando que dejan bastante que desear por no hablar de la expresión de alelado que tiene el personaje principal ante cualquier escena.
La música por otra parte está muy bien escogida mezclando temas de J-Rock con temas más melódicos que se adaptan perfectamente a las batallas que estemos realizando en cada momento.
8
Conclusiones:
Dragon's Dogma está entre los grandes RPG de acción que llevamos disfrutando desde el pasado año. Cada uno tiene su punto fuerte y en este caso está en un solido sistema de combate donde la acción prima y un mundo abierto con muchísimas posibilidades. Por desgracia tiene esos defectos gráficos que deslucen el resultado final.
Una respuesta a “(Análisis) Dragon’s Dogma”