(Análisis) Final Fantasy XIII-2

Final Fantasy XIII-2 no es pionero en esto de reclutar enemigos y luchar junto a ellos, pues esto ya pudo verse por ejemplo en Tales of Symphonia: Dawn of Ratatosk, donde Emil y Marta reclutaban monstruos para combatir, con la excepción de que a veces iban acompañados de los personajes de su precuela (Tales of Symphonia).

Sin embargo, hay una pequeña variación interesante que sí puede atribuírseles a ello como introductores, y es que habrá unas bonificaciones por sincronía, como si fueran los límites de FF VII o los trance de FF IX en donde por recibir golpes teníamos un ataque especial, solo que aquí nada más los monstruos serán capaces de usarlo y con eso tendremos un nuevo combo que suba la cadena de aturdimiento o que nos provoque estados alterados favorables.

Si en el anterior título teníamos una limitación, bastante molesta, en cuanto a subidas de nivel, porque cada dos por tres nos veíamos con que nos sobraban puntos de cristal hasta que se nos desbloqueara el dónde usarlos, esta vez esa limitación existirá solo para los monstruos, que además ni siquiera engullen cristales, sino otros objetos diferentes dependiendo de a qué nivel estén y qué tipo de monstruo sean.

Nuestra subida de nivel con Serah y Noel finalizaría entonces al llegar al 99 con cada uno de los roles que son capaces de utilizar (castigador, fulminador, sanador, protector, inspirador y protector) sin tener nunca ningún tipo de limitación y pagando cada vez un poquito más de cristal según se nos van expandiendo los tableros, para que no nos quedemos en la primera pantalla matando enemigos, llegando a tope de nivel sin esfuerzo, del mismo modo que en otros juegos cada vez se nos piden también más puntos.

3 Respuestas a “(Análisis) Final Fantasy XIII-2”

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.