(Análisis) Final Fantasy XIII

Sé rápido combatiendo, pero con coco.

Lo que viene a ser el BTC; siglas de Batalla en Tiempo Continuo. Como rigen los términos, los turnos de los luchadores no se someterán al de los enemigos, y viceversa, ya que todo se verá accelerado con un chute de adrenalina y tendremos que simpatizar con el curso del combate para saber elegir en qué momento cambiar o no de estrategia. Por supuesto, todo esto se simplifica dentro de lo que cabe con las Formaciones que serán vías rápidas para indicar a los combatientes, que serán dos y un líder, tres en total, para emplear las acciones en el momento oportuno.

Y puesto que solamente podemos controlar al personaje que llevemos sin posibilidad de cambios y que el juego finalice si muere el líder, la dificultad se verá equilibrada siempre que seamos suficientemente lúcidos como para saber cuándo defender, pasar a la ofensiva o preparar los ataques ante una serie de enemigos que no responderán por igual ante las mismas estratagemas, sino que deberemos averiguarlo por nosotros mismos, y eso es que los nos hará más autónomos y por lo tanto nos dé más interés en seguir combatiendo.

Aunque esto parezca simple, y que durante los primeros compases del juego podamos tomarnos la licencia de apretar solamente el botón aceptar para ir avanzando, cuando tengamos callos con el mando nos daremos cuenta de que casi la mitad de la trama principal ha consistido en un tutorial evolutivo para que nos adaptemos obligatoriamente a un ritmo lento y comprendamos la dinámica, y finalmente, la profundidad de los combates una vez tengamos abiertas todas las opciones jugables, sobretodo en cuanto al Cristarium, una especie de tabla de desarrollo mediante cristales que deberemos activar con los PC (puntos de cristal, ergo experiencia) para aprender nuevas habilidades. Donde veremos cómo da de sí el sistema de combate BTC será por supuesto cuando nos enfrentemos al primer jefe importante, pero comparado a los diferentes enemigos más poderosos del juego, eso será la punta del iceberg.

Finalmente, la decisión de felicitar al jugador por acabar las batallas en menos tiempo de lo establecido, es de lo más acertada para la dinámica que sugiere el título.

Creo que podríamos considerar que estamos ante el mejor sistema de batallas de la saga, porque a pesar de los que no estén de acuerdo, el BTC es capaz de juntar velocidad y estrategia, que son el homónimo de yerno y suegra. Y eso tiene mérito, oye.

15 Respuestas a “(Análisis) Final Fantasy XIII”

  1. Pues a mí al menos hasta el tercer capítulo el sistema de batalla no me gustó nada (que es hasta donde he jugado). Me parece un sistema demasiado difícil, ya que no puedes elegir nada porque no da tiempo a hacerlo antes de que el enemigo te ataque… y al menos a mí, eso me quita bastante las ganas :S

  2. He intentado ser lo más arbitrario posible respecto a los recursos que ofrece el juego, sí, por mí le daría un 7 pero hay que ser justos; el sistema de Formaciones era un sistema estratégico más que de opciones, por ello lo de automatizar las habilidades excepto las puntuales para situaciones adversas. Más que difícil requería algo de reflejos en batallas importantes, y ya ni os cuento ante las «tortuguitas» que eran enemigos de a pie.

    Para difícil el Star Ocean 3 y su «fantástico» IA

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