Como ya sucedía en Forza Motorsport 3, tendremos dos maneras de entrar en las competiciones. Haciéndolas por un orden de lo que «toque», es decir, siguiendo la senda marcada por el propio juego donde vamos haciendo pruebas de menor a mayor dificultad, para que haya una curva de aprendizaje y también la IA vaya después dándonos más por saco y obligándonos a centrarnos de lleno en nuestra conducción limpia; o yendo a una tabla en la que se listan todas las pruebas de que consta el juego y haciendo un poco a nuestro aire.
Por subir de nivel de conductor iremos teniendo coches nuevos y siempre se nos darán varios modelos para que escojamos uno que nos guste más por razones de estética, marca o lo que sea, pero nunca de potencia, ya que serán similares en ese aspecto. También, por fidelidad con las distintas marcas iremos teniendo descuentos en las tiendas para comprar mejoras, llegando incluso a poder hacer cambios mecánicos de manera gratuita, y también en ocasiones tendremos obsequios varios.
Las novedades de este juego, su compatibilidad con Kinect para poder ver a los coches de atrás con hacer un amago de girar la cabeza o el ver en nuestro garaje nuestros coches con todo lujo de detalle, son atractivas, si bien no le restan experiencia a quien no tenga el dispositivo.
Una respuesta a “(Análisis) Forza Motorsport 4”