Salvo por lo de Kinect, Forza 4 es un juego continuista. Lo que había en los anteriores es lo que encontraremos en éste. Lo cual, para nada es malo, todo lo contrario. Si una fórmula funciona, ¿para qué cambiarla?
Gráficamente, sin embargo, sí se ve mejor que Forza 3 -que ya se veía mejor que el 2- y el detalle de los coches, su nivel de deterioro en la chapa en lo que son los daños, o lo bien que luce todo desde la vista de interior del coche… vamos, que es una maravilla en ese aspecto.
El sonido no es que destaque en demasía, pero tampoco molesta. Hay música flojita de fondo en las competiciones, donde los rugidos de los motores están por encima del resto de cosas y es que no es cuestión de despistar al piloto, aunque aquí -al contrario de en el mundo real- nadie se juega la vida por más que haga el animal y pise el acelerador como un condenado.
En las opciones cada uno escoge cómo jugar. Si retroceder cuando haga algo que le obligue a salirse de la pista o se meta un choque que le deje tocado, o quitar esa opción y lo que pase, ha pasado; o si prefiere jugar con los daños leves o al máximo, teniendo que usar créditos para pagar las reparaciones, pero teniendo precisamente un porcentaje algo mayor de créditos en caso de salir ileso. Todo lo que cambiemos en las opciones repercutirá en los créditos finales que tengamos después de cada competición y es que a más fácil y automático que lo pongamos, menos recompensas tendremos y viceversa.
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Conclusiones:
Forza Motorsport 4 es un juego que permite que cada cual lo juegue como quiera, poniéndose la dificultad que precise, y por ello es válido para todos los públicos.
También, técnicamente es sobresaliente y siempre deja con ganas de seguir compitiendo, pudiendo hacerlo tanto de manera offline como online.
Una respuesta a “(Análisis) Forza Motorsport 4”