En Fuel Overdose tendremos que gestionarnos bien tanto el dinero (para poder comprar armas antes de cada carrera, pero también para comprar vehículos mejorados, ya que el cambio de uno para otro es enorme y puede hacer que dejemos de estar estancados en las últimas posiciones para ser los auténticos líderes de los campeonatos) como la munición, para no derrocharla innecesariamente sin sacar provecho de ella. No es que haya que racanear, pero sí usar todo de manera sabia, incluso las magias que iremos desbloqueando por hacerlo bien en la pista, es decir, por no caernos, salirnos del circuito, correr con unos potentes turbos al engancharnos de otros rivales o de farolas, darle de leches a otro sin que nos explote en la cara…
El modo historia es una excusa sin más para correr en solitario y conseguir pasta para hacer las mejoras pertinentes para después darlo todo en el modo competición o, insistimos, en online que es donde de verdad uno se divierte de lo lindo con este juego.
Su estilo gráfico parece de máquina de salón recreativa, las habilidades de cada personaje son además tan diferentes, que aún nos costará un poco saber a quién queremos controlar según cómo vaya siendo nuestro estilo de juego, ya que aunque al principio pudiéramos guiarnos por el diseño de cada muñeco, no tardaremos en ir a lo que más eficiente nos resulte y, sobre todo, porque todos los diseños molan además, así que no nos escocerá por ejemplo cambiar de una loli con un gato a una motorista con unas tetas como balones de básquet.