La curva de dificultad es inexistente, pasaremos de matar a soldaditos que parece que estén jugando a la gallinita ciega, a asesinos de elite capaces de dejarnos sin respiración al pobre Raiden en lo que este intenta desenvainar la katana de su funda, pero aun así, si le pillamos el truco siempre podemos pasarnos el juego sin sufrir demasiado o utilizando pociones de regeneración automática para asegurarnos la victoria, o también uno puede optar por empezar a pasárselo en modo fácil y después en partidas posteriores cambiar de dificultad, ya que se van desbloqueando nuevas continuamente, para aprovechar bien las nuevas habilidades que vayamos teniendo con nuestro protagonista. Incluso podemos tirar del famoso «código Konami» y sacar ya de primeras todos los niveles de dificultad desde el nivel de inicio por si nos vemos con fuerzas como para ir directamente al más difícil, aunque para eso hace falta ser muy hábil y más contando con que si ya hay enemigos que «son la muerte» en nivel normal, en ultradifícil puede que más de uno quiera reventar el mando si no va bien preparado con más habilidades que las que tiene Raider por defecto al inicio y, sobre todo, con varias pociones por si las moscas.
6
Conclusiones:
En Platinum Games han demostrado varias veces ser unos maestros del hack & slash, sin embargo Metal Gear Rising: Revengeance no tiene esa chulería de Bayonetta, ni esa oscuridad y gore de Madworld y lo que es peor, está lleno de pequeños fallos que hacen que la experiencia no sea tan placentera como se esperaba, ni aun cuando sus escenas impactantes sí funcionen a las mil maravillas con unos gráficos de lo más resultones, pero es que si la jugabilidad no estuviera lleno de agujeros, otro gallo cantaría.