(Análisis) Ninja Gaiden 3

Ninja Gaiden 3 es el cierre de la trilogía actual de Ninja Gaiden en las consolas HD y en él, Yosuke Hayashi, su nuevo director y líder del Team Ninja de Tecmo Koei -que también fue director de los Ninja Gaiden Sigma (los port de las versiones de Xbox 360 a PlayStation 3)- ha decidido darle una mayor profundidad a lo que un ninja puede sentir al matar a las personas, dejando claro que detrás de cada máscara hay un humano con su corazón y sus remordimientos.

En un juego con varios guiños a la saga clásica que los fans verán sin dificultad y continuando en cierto modo con el sendero abierto en Ninja Gaiden 2 que ya tiraba por otros derroteros al hacerse un poco más accesible para todos y tirando por una historia más allá de «matemos a todos, porque aquí el que no es amigo, es enemigo», nos encontramos con un guión más propio casi de una película de cine de acción que de un videojuego, y aunque para la gran pantalla pudiera quedársenos algo escaso y estaríamos cansados de la repetición de combates cada dos pasos, en un hack and slash como este, sorprende gratamente el que haya tantos enemigos diferentes a los que cortar con nuestra katana mientras hay algo de fondo que nos motiva a seguir, algo que capta nuestra atención como para querer ver más y no solo cuál será el próximo enemigo.

Ryu Hayabusa, un ninja con una terrible maldición.

El juego comienza tras una breve presentación, con Ryu Hayabusa saltando desde el Big Ben de Londres y enfrentándose a todo enemigo que vea, además, esta vez ya desde el principio tendrá todos sus combos disponibles, teniendo dos ataques especiales que nos ayudarán mucho cuando nos veamos en una encerrona, por un lado el de utilizar a nuestro favor el poder del brazo maldito -un arma de doble filo, ya que si bien nos da un poder inimaginable, como es fruto de todas las vidas arrancadas como ninjas, también se apodera de nuestra mente cada vez más y puede hacer que terminemos criando malvas- y por el otro lado, el del ninpo o arte ninja especial con el que liberamos nuestro poder del dragón y atacamos ferozmente a todos los enemigos que haya en pantalla.

El que tengas un brazo que puede hacer que enloquezcas y que termines como si te diera un infarto cerebral como sigas matando gente y que no haya más que enemigos dispuestos a acabar contigo, ya podría ser una excusa cualquiera para tener una historia, pero Ninja Gaiden 3 va algo más allá, metiéndonos por ahí terribles experimentos, alquimistas asquerosamente crueles y ambiciosos que parecen sacados de una película alemana independiente y, además, relaciones humanas en las que se ve cómo nuestro nada frío personaje a pesar de su saber estar y su templanza tras la máscara de ninja, es capaz de encariñarse con aquellos que lo merezcan, ya que, ante todo es un auténtico héroe oscuro, un tipo de personaje muy japonés que es un trozo de pan por más que no le quede otra que asesinar y parecer un autómata.

8 Respuestas a “(Análisis) Ninja Gaiden 3”

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.