Los concursos caninos.
Para empezar, antes podíamos asistir a tres concursos diarios, sin importar que uno fuera tres veces al mismo y además, cuando uno no ganaba, descendía de categoría, para no llegar a la cima demasiado rápido y tomárselo un poco en serio en sus entrenamientos. Además, había una prueba de agilidad en la que nuestro perro saltaba vallas, caminaba por palanquines o hacía zig-zag a los conos; otra prueba de obediencia, para la que debíamos entrenarle en casa y uno podía ser bastante original con lo que le quería enseñar para los momentos de lucirse (interpretación libre); y una última prueba de lanzamiento de disco.
En esta ocasión, la prueba de disco es prácticamente igual, hasta ahí bien. Sin embargo, la de obediencia no deja apenas libertad, puesto que está ideada para que uno le enseñe a su perro órdenes siguiendo un listado tal como aparece, sin dejar lugar a la creatividad e imaginación y además es obligatorio hacer uso del RA (Realidad Aumentada) que, no estaría del todo mal, si no fuera porque si por la circunstancia que fuera, se pierde la visión con la carta y no la recupera de manera automática, ya queda perdida para siempre y se nos chafó la oportunidad de ganar. El concurso de agilidad directamente no existe y a cambio se ha puesto una carrera en la que el perro persigue un señuelo, de modo que es bastante más soso.
No contentos con eso, antes se contaba con dos presentadores para esos concursos que siempre se presentaban y soltaban bromas y chistes y ahora no hay más que un Mii que dice que el animal que lleves es el favorito, aunque jamás hayas entrenado en la prueba para la que te presentes, y después te dice la clasificación y te da tu premio (siempre se te premiará con algo aunque seas el último) y adiós muy buenas.
Una respuesta a “(Análisis) Nintendogs + Cats”