[Análisis] Fairy Fencer F Advent Dark Force

En 2013, Compile Heart lanzó a la venta Fairy Fencer F, un JRPG con cierto aroma a sucesor espiritual de su exitosa franquicia Neptunia y que contaba con algunos nombres destacados en su plantilla como Yoshitaka Amano y Nobuo Uematsu, famosos gracias a Final Fantasy. Poco tiempo después apareció esta versión extendida que ha llegado a Occidente a través de PS4 y Steam.

¿Cuáles son las mejoras de Advent Dark Force con respecto al original? En primer lugar, ahora existen tres rutas diferentes de la historia, incluyendo la de la primera versión del juego, lo que provoca que se incluyan más escenas y finales, llenando agujeros de la trama original y expandiendo varios personajes. Por otro lado, el equipo activo en los combates pasa de tres a seis personajes, por lo que toda la jugabilidad ha sido reequilibrada, incluyendo las estadísticas de aliados y enemigos (el daño de los ataques especiales de los primeros ha cambiado y la salud de los segundos ha aumentado). A todo esto se añaden pequeños añadidos como gráficos más pulidos o más mazmorras y niveles de dificultad.

Para los que nunca han jugado a Fairy Fencer F, la historia está situada en un mundo en el que existió un gran enfrentamiento entre una diosa benevolente y un dios malvado, que acabaron sellándose mutuamente con las armas especiales que crearon para el combate. Mucho tiempo después, esas poderosas armas se encuentran desperdigadas por el mundo y en el interior de cada una de ellas reside un hada diferente. Nuestro protagonista, Fang, encuentra una de ellas y, al activarla, conoce a Eryn, su hada particular. Mientras que ella quiere resucitar a la diosa para que la paz reine en el mundo, él tiene un deseo más mundano: toda la comida que pueda comer. Juntos se embarcan en una aventura de todo menos típica.

Conociendo a Compile Heart y teniendo en cuenta que muchos de los que crearon Neptunia han desarrollado este juego, ya os podéis imaginar qué nos podemos encontrar. Mucho humor con altas dosis de parodia y un marcado gusto por parodiar clichés y estereotipos, eso sí, sin llegar a extremos como los de Neptune y compañía. Después de todo, se puede definir la trama de Fairy Fencer F como el viaje de un grupo de personajes estúpidos que se recrean en su propia estupidez y defectos pero mantienen sus motivos nobles sin saturar ni con aspecto ni otro.

El ejemplo más claro es el de Fang, un protagonista vago, pendenciero y que le importa comer bien y dormir mucho más que salvar el mundo, algo que no oculta. Y no lo hace por ser mala persona ni nada de eso, sino porque simplemente desea llevar una vida de lo más normal y tranquila, lo que no quita que tenga un buen corazón debajo de esa fachada tan perezosa. Lo mismo pasa con Eryn, que acaba enredándose en la vida ociosa de Fang, o Tiara, la típica princesita que en realidad tiene ciertas tendencias sadomasoquistas y cuyas pullas a veces son cruelmente divertidas.

A pesar de esa importante presencia del humor, el argumento también se permite ciertas escenas dramáticas que, precisamente por ser tan serias, producen un bienvenido contraste con el resto del juego. No inventan nada nuevo pero consiguen que la historia se desarrolle por algunos derroteros interesantes y no sea una mera excusa para avanzar. Además, en Advent Dark Force tenemos tres rutas para elegir con diferencias notables entre ellas, por lo que es una buena forma de revisitar una trama ya conocida y disfrutar de nuevos gags.

El uso de los mismos recursos gráficos utilizados en los Neptunia se nota mucho en el apartado visual. Los personajes tienen ese estilo anime tan bien adaptado por Compile Heart al 3D y se mueven con suficiente suavidad por escenarios muy coloridos pero vacíos y que se repiten varias veces a lo largo del juego. Los efectos especiales cumplen su función, especialmente las partículas. No hay nada destacable en este sentido pero tampoco nada especialmente criticable, aunque Tsunako vuelve a lucirse a la hora de diseñar personajes. En PC tenemos varias opciones gráficas a elegir y, a nivel de FPS y resolución, funciona bastante bien.

En la banda sonora tenemos a varias personas de la casa a las que se une Nobuo Uematsu y su banda Earthbound Papas pero su aportación no destaca demasiado entre un conjunto de temas que marcan bien el ambiente de cada escena. Las pistas vocales, como Fairize o It appears the miracle is here, se alzan sobre el resto de composiciones y se agradecen algunos detalles musicales como diferentes temas de batalla según la ruta de la historia o un par de versiones del Aria para la cuerda de sol de Bach.

Si hablamos de un juego de Compile Heart no podemos olvidarnos de mencionar su reparto de actores, ¿verdad? No están presentes voces habituales como las de Asami Imai o Rie Tanaka pero sí tenemos a Kaori Ishihara (Ram en los Neptunia, Yozakura en los Senran Kagura, Aladdin en Magi) como Tiara, a la que se unen Ryôta Ôsaka (Mikleo en Tales of Zestiria, Marco en Ataque a los titanes) como Fang, Rumi Ôkubo (Chinatsu en YuruYuri, Nona en Death Parade) como Eryn, Emi Nitta (Honoka en Love Live!) como Ethel o Nao Tôyama (Mizuki en The Idolmaster, Chitoge en Nisekoi) como Harley. Todo el mundo hace el trabajo de calidad esperado en un juego de la compañía.

La jugabilidad también sigue la estela de los Neptunia. Para avanzar en la historia iremos desbloqueando mazmorras a partir de escenas que transcurren en la ciudad que tomamos como centro de nuestras operaciones. Exploraremos esas mazmorras luchando con enemigos, buscando tesoros (algunos de ellos ocultos) y el punto en el que se producirá el siguiente paso en el argumento. Nada nuevo bajo el sol.

El combate se desarrolla en un campo de batalla en 3D por el que nos movemos más o menos según nuestra estadística correspondiente. Nuestra principal opción ofensiva son los ataques físicos, que configuramos en el apartado de combos asignando uno a cada botón, lo que nos ayudará a explotar las debilidades de los enemigos a ciertas armas. También hay magias, técnicas especiales y algunos comandos exclusivos que nos dan cierta ventaja, como la Cara Superseria de Fang que potencia nuestros ataques a cambio de un mayor gasto de puntos de magia o la Barrera de Tiara que anula el siguiente ataque que reciba.

Un factor importante de la batalla es la posibilidad de transformarnos en una versión más poderosa de nosotros mismos a través de la opción Fairize. Cual tokusatsu, ganaremos una armadura y una gran mejora en todos los aspectos, además de tener acceso a habilidades exclusivas. Sin embargo, sólo podemos acceder a esta transformación llenando una barra de tensión que se carga al provocar o recibir daño, y que va descendiendo cuanto más tiempo pasemos en nuestra forma Fury.

Hablando de furies, en nuestra búsqueda encontraremos muchas de ellas que utilizaremos de tres formas. La primera es equipándonoslas para ganar mejoras exclusivas de cada carta, a la que podemos aumentar el nivel de experiencia si la utilizamos en combate. La segunda es rompiendo sellos de la Diosa y/o el Dios Malvado, que aportarán nuevas habilidades a cada carta. Y la tercera es modificando las mazmorras a nuestro gusto, ya sea para cambiar de enemigos, aumentar la experiencia ganada en los combates o el dinero y objetos recibidos.

Para mejorar nuestros personajes no sólo aumentamos de nivel sino que también ganamos Weapon Points que nos permiten mejorar varias de nuestras estadísticas o aprender nuevos movimientos, ya sean magias, ataques físicos, habilidades activas o pasivas e incluso aumentar nuestro número de combos. Como podéis comprobar, las posibilidades de personalización son muy altas y siempre tenemos opciones para pulir cada personaje a nuestro gusto, siendo uno de los puntos fuertes del juego.

Sin embargo, el combate no termina de ser satisfactorio del todo. Sí, las formas de afrontar cada batalla gracias al amplio abanico de comandos y las debilidades de los amigos, sumado al alcance de nuestro movimiento, armas y ataques, consigue que cambiemos nuestro estilo de juego como nos plazca. Pero se nota cierto desequilibrio en el conjunto, algo que quizá se haya producido debido a los reajustes de Advent Dark Force, especialmente a la hora de ampliar el grupo a seis luchadores.

Los enemigos tienen un mayor número de puntos de vida y muchos de ellos son esponjas de daño que no caen a menos que utilicemos nuestros ataques más poderosos pero que no dan más experiencia que la de un masilla cualquiera, lo que frustra bastante pues nuestro esfuerzo no se ve recompensado. ¿Qué pasa entonces? Que muchas veces huiremos de los enemigos porque no merece la pena derrotarlos y nos centraremos en los jefes. Además, el índice de puntería de nuestros personajes no es muy alta y hay ocasiones en las que fallaremos hasta seis golpes consecutivos o la mitad de un combo de forma desesperante.

También existe un concepto bastante peculiar de lo que es un ataque con ventaja, algo que conseguimos si golpeamos a un monstruo en la mazmorra. En vez de darnos unos ataques extra al principio de turno, lo que hace es adelantar los primeros que tendríamos de forma normal. ¿Qué significa? Que luego el enemigo tiene todos sus turnos de forma consecutiva, lo que al final acaba siendo más mortífero que nuestra supuesta ventaja. Así, en muchas ocasiones, un grupo de monstruos normales es mucho más peligroso que un jefe y encima sus recompensas en forma de experiencia, dinero y objetos son mucho menores. Ese desequilibrio se maquilla con el entretenido sistema de combate que nunca aburre pero que no esconde los altibajos de dificultad existentes, pues también hay algunos jefes que se presentan como muros infranqueables si no se grindea un poco antes.

El juego no es muy largo y la ruta principal (la que corresponde a la única del Fairy Fencer F original) puede superarse en menos de 25 horas pero ese tiempo aumenta bastante si queremos explorar las tres. Existen misiones secundarias en las que nos piden encontrar ciertos objetos y/o eliminar a algunos enemigos concretos, recados que no son muy apasionantes y que es mejor realizar a medida que vamos visitando mazmorras por necesidad de la historia porque, además, algunos de ellos dependen de la suerte y pondrán a prueba nuestra paciencia.

7

Conclusiones:

Fairy Fencer F Advent Dark Force es un JRPG divertido con mucho humor y un sistema de combate altamente personalizable y entretenido pero que se ve empañado por cierto desequilibrio jugable que llega a ser frustrante en ocasiones.

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