¿Qué puede ser mejor que una emocionante partida de cartas? Pues una en la que dichas cartas sean chicas de lo más adorables y seductoras… y con poca ropa. O eso es lo que piensa Compile Heart, creadores de la saga Neptunia, con Monster Monpiece, un juego disponible para PS Vita y Steam.
En el mundo de Yafanir conviven en armonía los humanos y las chicas-monstruo. May estudia para convertirse en maestra y poder participar en batallas comandando a estas últimas pero una de sus amigas cae víctima de una misteriosa maldición y el equilibrio entre ambas razas amenaza con romperse. El argumento suena típico y lo es hasta sus últimas consecuencias, es decir, convertirse en un cúmulo de tópicos muy desgastados y diálogos de lo más tediosos. No hay nada que sorprenda ni que muestre un mínimo ingenio, es una mera excusa para realizar combates y que llega a algunas cotas tan bochornosamente previsibles que si nos saltamos las escenas no nos perdemos nada. Una auténtica pena.
El apartado visual no se salva de esa mediocridad. El diseño de personajes es de lo más genérico que uno se pueda encontrar, muy soso y olvidable, aunque la cosa mejora con las cartas, que tienen un mayor cuidado y cuentan con algunas versiones de monstruos mitológicos bastante originales, aunque la calidad tiene altibajos debido al gran número de artistas que han realizado las ilustraciones.
Por su parte, los gráficos en los combates apuestan por personajes y escenarios de estilo superdeformed, con un puñado de diseños para distinguir el tipo de carta que se encuentra en el campo de batalla, que a su vez se diferencian según la región donde nos encontramos. Son muy limpios y no añaden ninguna distracción a lo realmente importante, que es saber dónde tenemos situadas nuestras unidades, pero son excesivamente discretos y algunas texturas están a muy baja resolución, afeando el resultado, especialmente en el port a PC, sin apenas opciones en el menú gráfico.
Desgraciadamente, el sonido tampoco destaca mucho en el conjunto de Monster Monpiece, con música que acompaña sin molestar y que tiene el detalle de cambiar según la región y la importancia del combate en cuestión. Compile Heart es conocida por la gran plantilla de actrices de voz que suele reunir pero en este caso ha decidido utilizar algunas no tan conocidas, con Asami Shimoda (Ami y Mami en The Idolmaster, Pippin en Fairy Fencer F, DES-X en Disgaea 4) interpretando a May, Manami Numakura (Saya en Dagashi Kashi, Hibiki en The Idolmaster) a Fia o Saki Fujita (Ymir en Ataque a los titanes, Ruri en Durarara!!) a Karen, que luchan como pueden con los personajes tan sosos que les han tocado.
Llegamos a la parte jugable, el gran baluarte de Monster Monpiece. Se basa en los dos principios básicos de este subgénero: coleccionar y combatir. El campo de batalla es una cuadrícula de siete casillas de largo y tres de ancho en el que situamos nuestras cartas, lo que cuesta cierta cantidad de maná según su potencia. Este maná lo vamos acumulando cada turno, aunque algunas de las cartas tienen habilidades que suman a nuestro contador o restan al del contrario. Hay cuatro tipos de cartas: combate cuerpo a cuerpo, combate a distancia, curanderas y potenciadoras. Estos dos últimos tipos ayudan a cualquier carta colocada directamente delante de ellas, ya sea restableciendo puntos de vida o aumentando el ataque. También existen diferentes auras, simbolizadas por colores, que posibilitan crear cadenas utilizando varias cartas seguidas del mismo color, regalándonos un punto de maná si enlazamos dos y tres puntos de maná y una bonificación de un punto de vida y ataque a todas las cartas presentes en la cuadrícula si enlazamos tres, una estrategia indispensable para superar los combates más difíciles. Cada carta avanza una casilla por turno si ninguna del enemigo se interpone y nuestro objetivo es alcanzar el final para atacar el castillo rival, que contará con hasta tres puntos de vida.
Se consiguen más cartas tras algunos combates o comprando sobres con el dinero ganado. Para mejorarlas hay que gastar Love Points que se utilizan en la mecánica que trajo algo de fama al juego en su lanzamiento y no por los motivos más adecuados. En el modo First Crush ♥ Rub, seleccionamos la carta que queremos mejorar, que entonces aparecerá a pantalla completa. Será el momento de tocar, frotar o pellizcar la carta en cuestión (en la pantalla táctil de la Vita o utilizando ratón/teclado o mando en PC) hasta conseguir rellenar un medidor, que aumentará más rápido si tocamos las partes más sensibles. Todo esto mientras los gemidos de placer retumban en los altavoces y una nutria con cierta forma fálica nos indica nuestro progreso. Sí, no hay ninguna sutileza al respecto así que vigilad que no haya ninguna persona cerca para que no se lleve una impresión equivocada (o no) de vosotros. Al fin y al cabo, es una mecánica que no tiene ningún sentido más allá de ser una broma picantona y no es desde luego la forma más práctica que se nos ocurre para potenciar nuestras cartas.
Los combates son entretenidos y lo suficientemente complejos como para que exista la necesidad de plantearnos estrategias con la composición de nuestro mazo, especialmente porque el juego siempre nos pone unos límites muy férreos y las únicas ventajas posibles siempre son concedidas al enemigo. Por eso no sirve tener muchas cartas muy poderosas porque casi nunca tendremos la oportunidad de usarlas, por lo que es indispensable ir sumando poco a poco puntos de maná con cadenas de aura y plantear o bien defensas numantinas o ataques arrolladores o una mezcla de ambas. Hay varias formas de conseguir la victoria y tenemos la suficiente libertad como para elegir la nuestra. Eso, sumado a lo rápidas que suelen ser las partidas, lo convierten en un pasatiempo muy bueno.
Como en todo juego de este tipo, el azar tiene su papel y, en este caso, hay resultados desiguales. Es cierto que nuestro éxito depende en parte de la suerte que tengamos con las cartas que podemos seleccionar de nuestro mazo aunque es algo que controlamos mínimamente si lo configuramos con equilibrio. Lo que ya escapa a nuestro control son las cartas que saca el enemigo y, en ocasiones, es muy obvio que algunas muy concretas aparecen para fastidiar en el peor momento posible. Sin embargo, en esos momentos también comprobamos uno de los defectos de Monster Monpiece y es la limitada inteligencia artificial. Siempre utiliza las mismas estrategias, una y otra vez, por lo que es fácil anticiparse a ellas para minimizar daños en los peores momentos pero llega a ser tan exagerado que sabremos con total certeza cuáles van a ser sus cinco primero movimientos. Esto puede perdonarse gracias al multijugador pero sólo en la versión de Vita pues en la de PC no existe ese modo lo que, sumado a que en esta última sí que se ha conservado la tienda online, se convierte en uno de los grandes errores del port.
La duración estimada si nos centramos en la historia es de unas 10-15 horas, cifra que se dobla como mínimo si completamos todos los mapas, incluyendo uno sólo accesible tras el final del juego. Desafortunadamente, como ya hemos mencionado, la versión de Steam carece de multijugador, lo que le resta muchas horas de vida.
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Conclusiones:
Monster Monpiece es un juego de cartas en el que late un sistema de combate entretenido bajo un envoltorio soso y genérico. Es un buen pasatiempo pero su jugabilidad irregular y su historia, gráficos y sonido mediocres limitan mucho su potencial.
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