Como hemos comentado, hay muchos modos de juego para no aburrirse y buscarse nuevas formas de hacer que el equipo de cada cual llegue a lo más alto, si la destreza acompaña o al árbitro no le da por sacar demasiadas cartulinas amarillas, ya que avisamos de que tiene la mano demasiado ligera en este sentido y no será raro que lluevan al mínimo roce, carga o patadita floja en medio del campo en una jugada nada peligrosa. Pero la severidad no sólo está en el colegiado, porque los jueces de línea también se llevan la palma con los fueras de juego, que no llegan a perdonar ni uno, ni aun cuando algunos son muy dudosas y en cámara lenta cuesta incluso distinguirlos y es que la vista humana no es tan perfecta como para lograr distinguir absolutamente todas sin equivocarse, por lo que en este sentido se pierde credibilidad y el simulador pierde algo de fuelle al interrumpírsenos en ocasiones jugadas que normalmente pasarían inadvertidas, del mismo modo que aquí nunca se aplica la ley de la ventaja y es otro punto negativo por el que los desarrolladores de Konami deberían llevarse un pequeño pescozón para que lo arreglen en el siguiente.
Puestos a hablar de los puntos más flojos del juego, debemos comentar también que sonoramente está lejos de dar una buena experiencia auditiva. El Ai se eu te pego puede gustar más o menos, pero está más que trillado y además con una selección musical bastante escasa, no dejará de sonar una y otra vez, torturándonos por dentro. Cuando estemos dentro de los partidos tendremos las voces de Maldini y Juan Carlos Rivero y entre su poco repertorio de voces grabadas –que no hay color con el doblaje de NBA 2K13– y que está programado de manera que pocas veces se corresponden realmente con lo que sucede e incluso se llega a situaciones absurdas como ir ganando seis a cero y que te digan que parece que empiezas a acomodarte en el marcador o que le sacas una pequeña ventaja al rival, que la primera vez que uno lo oye, se ríe, pero después ya se las sabe todas de memoria y o las repite como un loro o ignora que tiene a dos tíos de fondo hablando porque no llega a interesarnos ni a ser un buen fondo para darle emoción al partido.
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