[Análisis] Pinball FX 3 – Sorcerer’s Lair

La semana pasada salió Pinball FX 3 para Nintendo Switch, la más reciente iteración por parte de los chicos de Zen Studios, quienes están de décimo aniversario. Como es habitual, dentro de su interfaz, completamente renovada y con una función de vibración especial para la híbrida de la gran N, el juego nos ha llegado con una mesa gratuita de prueba: Sorcerer’s Lair. No es una mesa nueva, sino que formaba parte, desde hace años, de las originales de ellos. Originales al no haber ningún tipo de licencia adicional asociada, al no ser una colaboración con otra empresa externa.

Sorcerer’s Lair es una mesa terrorífica en la que parece que estemos dentro de un oscuro cuento de los hermanos Grimm. Oscura y con su propia historia, porque nadie dijo que fuera incompatible tener una dentro de un juego de pinball. Ésta está protagonizada por dos jóvenes huérfanos: Jake y Amanda. Dos niños perdidos en un bosque de donde no podrán escapar así como así. No es que los pájaros se hayan comido su rastro de migas de pan o que se vean tentados por una casa de chocolate. El bosque en que se encuentran está maldito. Lleno de peligros como arañas, fantasmas o laberintos que parecieran no tener una salida y a los que se accede a través de puertas teleportadoras. El causante de todo, un terrible brujo que no parará quieto hasta lograr su objetivo: matar a los niños. Contamos con la ayuda de un fantasma muy simpático llamado Whisper y, si llegamos a completar todas las misiones (explicadas en la guía interna del propio juego) en teoría sobreviviremos. Solamente en teoría y no en la práctica, porque siempre y cuando nuestra bola siga circulando, se repetirá la historia una y otra vez, aunque, si queremos ser más optimistas, podemos tomárnoslo como mundos paralelos donde aún sucede lo mismo y, para salvar a esos dos infantes nos tocará, nuevamente recorrer todo tipo de rampas, derrotar a fantasmas despiadados y hacernos paso entre arañas gigantes con cara de pocos amigos.

La mesa de pinball no es demasiado frenética. Podremos tomarnos nuestro tiempo si sabemos cómo detener la bola o pasárnosla de un lado al otro bien por darle un golpe suave al stick o por agitar un poco la mesa, como si estuviéramos en una sala de recreativos. Es muy variada y bastante agradecida otorgándonos puntos por derrotar a los enemigos, subir por las rampas o incluso simplemente por estar con ese afable espíritu que no dudará en hacer que suba nuestro marcador o incluso en tapar uno de los lados por los que puede colársenos la bola haciendo que sea el fin, a no ser que tengamos más vidas, estemos en uno de los momentos en los que nos la salvan o hayamos hecho méritos para conseguir otra tirada adicional.

Una mesa muy variada, con unas físicas de impresión y que te mete más de lleno ahora gracias a esa vibración de la que hablábamos inicialmente. Si queremos tener más y más puntos (en eso consiste a fin de cuentas un pinball) deberemos practicar hasta dominar sus entresijos, a través de los cuatro sticks propulsores; los dos de abajo centrales que no podían faltar y uno a cada lado, de entre los que uno nos sirve para entrar por una zona inaccesible de otro modo. Hablamos tan solo de lo que se ve en la superficie de la mesa, ya que dentro de las misiones, en lo que vendrían siendo fases de bonificación, tenemos más sticks o incluso engranajes que tendremos que hacer girar de un lado a otro para conseguir que nuestra bola llegue al otro lado sin reventarla por el camino.

Con un diseño, artísticamente hablando, como de cuento en un tonos fríos con gamas de azules y morados, para representar mejor la oscuridad implícita en la mesa, en esa ambientación unida a la historia que tiene detrás. Su sonido nos traslada por completo a las máquinas arcade que antes podían encontrarse en multitud de bares además de en los casi extintos salones recreativos y que ahora es casi una odisea. Tener la posibilidad de poder jugar en cualquier momento a una mesa como ésa, sin problemas monetarios ni de espacio, es una de esas cosas que pueden hacer muy felices a los fans del género. Sobre todo porque tenemos detalles como cambiar la cámara por una que nos sea más cómoda e incluso se nos permite escoger orientación horizontal o vertical.

Ahora en Pinball FX 3 tenemos una cantidad enorme de opciones para pasar el rato. Al modo clásico se ha unido ahora uno en el que tenemos mejoras añadidas, unos poderes de mago tales como tener más recompensas cada vez que hagamos un tiro de habilidad (en los saques), recorridos largo, demos mucho sobre los rebotadores, etc. También tendremos cámara lenta, doblador de puntos o incluso la opción de rebobinar. Mientras que del primer de habilidades podremos activar dos de ellas y son de tipo pasivo durante toda la partida, el carácter tan especial de las segundas de ellas nos obliga a escoger tan solo una y son de tiempo limitado dentro de la partida. Tanto las del primer tipo como las del segundo las podemos subir de nivel, ambas con el uso, unas sin forzar nada y las otras activándolas de manera voluntaria. Para que no todo nos venga dado por nuestra cara bonita, las habilidades hay que conseguirlas y para ello hay que jugar hasta sacarlas; de hecho las especiales de todo están dentro de una zona de desafíos con los que ir superando pequeñas metas mientras se nos indica, mediante estrellas, cómo ha sido nuestra partida, una vez que ésta se acabe. Aparte de todo esto, podemos ver en todo momento las puntuaciones de otros amigos que tengan el juego y podemos crear torneos o participar en los ya creados, entre los que hay, habitualmente, uno oficial por parte de la propia desarrolladora, con algún que otro premio en juego.