Tal como os comentábamos en el punto de las facciones, el juego está dividido en eventos de manera que tras las misiones, en las que siempre hay que cumplir una serie de requisitos que se especifican en ellas mismas para seguir adelante con la historia, siempre, además de poder elegir una u otra facción, observaremos cómo van las cosas en Neverland, de qué habla cada uno y, en definitivas cuentas, veremos qué plan trazar o a qué lugar desplazarnos.
No estaríamos hablando de un juego de rol, y menos aún de un táctico, si no hubiera un nivel máximo a conseguir y cambios de clase. En este título en concreto podremos llegar al 999 como nível tope, tendremos oportunidad de cambiar de clase hasta dos veces por personaje (una al alcanzar el nivel 25 y otra el 40) y, además, al igual que sucede por ejemplo en los Disgaea, podemos crearnos nuevos personajes de apoyo que, si bien, no importarán para la trama ni tendrán voz propia sí nos ayudarán para superar con éxito las misiones al ser meros peones que no importa muy bien qué pase con su vida.
En cuanto al aspecto gráfico, los diseños de personajes están muy currados y nos encanta que cambie la apariencia hasta cierto punto según lo que estos lleven equipado, los mapas son sencillos, pero válidos y los menús son vistosos y con una buena distribución. También, las veces que visitemos ciudades o tiendas veremos que no está mal de todo, pero se nota que es un port y que el juego es de hace unos años y, además, no se explotó tampoco en aquel entonces la potencia gráfica de la consola.
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