Logo Zelda SS Azul

(Análisis) The Legend of Zelda: Skyward Sword

Logo Zelda SS Azul

La saga The Legend of Zelda cumple 25 años y Nintendo lo celebra lanzando para Wii un nuevo juego (el primero exclusivo para esta consola) que nos desvela parte del origen de la saga aprovechando las innovaciones en el control de movimiento introducidas por Nintendo con Wii.

Con The Legend of Zelda: Skyward Sword, Nintendo nos presenta guión más desarrollado que en los anteriores juegos desterrando parte de los tópicos que se repiten a lo largo de la saga. En esta ocasión, Link no será un campesino anónimo que termina siendo el elegido, ni Zelda la princesa inalcanzable y desconocida. Esta vez, nuestro héroe será un aprendiz de caballero que deberá rescatar a su amiga de la infancia, Zelda, con lo que veremos una relación muchísimo más intensa entre ellos y con el resto de los habitantes de Altárea, la capital de Celestea.

Bienvenidos al reino de los cielos.

En Skyward Sword nos desplazaremos a un tiempo anterior a la fundación de Hyrule, donde la Diosa ha elevado a los cielos el reino de Celestea, donde residen los humanos, para preservarlo de la maldad presente en las tierras inferiores en las que está sellado el Heraldo de la Muerte. A lo largo de nuestra aventura nos moveremos continuamente entre Celestea y las tierras inferiores para descubrir el paradero de Zelda y la razón de su desaparación mientras fortalecemos nuestro espíritu y nuestra espada.

Como en los anteriores juegos de la saga, Link es el elegido que debe salvar al mundo de los maléficos planes del Heraldo de la muerte y de Grahim, su fiel sirviente. Para ello debermos ir descubriendo nuestros poderes y fortaleciendo nuestra espada hasta convertirla en la espeda maestra que portará en el resto de los juegos que se sitúan en el futuro.

Una respuesta a “(Análisis) The Legend of Zelda: Skyward Sword”

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.