Katamari es una saga que comenzó en 2004 para PS2 y desde entonces ha habido varios juegos desfilando por diferentes consolas de sobremesa e incluso en dispositivos portátiles como PSP, iPhone o DSiware. En cualquiera de ellos siempre había algo en común, un príncipe cuyo cometido era mover una bola pegajosa llamada katamari en la que se pega cualquier cosa que sea capaz de atrapar por tamaño, para después ir creciendo (como si comiera realmente los objetos y eso le hiciera crecer), para seguir atrapando nueva mierda de un tamaño mayor.
Los juegos portátiles eran bastante inferiores a los de sobremesa, por una sencilla razón decíamos todos: no tenían dos joysticks y Katamari está pensado para hacer uso de ellos al ser uno para las direcciones y el otro para la cámara, y pudiendo tener turbo al pulsar a los dos a la vez de una manera más seca. ¿Pero seguro que era por eso? Ahora Touch my Katamari ha salido para PS Vita, una consola portátil con dos joysticks, y te invitamos a leer nuestro análisis para que sepas qué hemos sacado en claro tras rodar y rodar.
Haciendo rodar el katamari.
Katamari tiene una premisa sencilla y adictiva a partes iguales. De hecho, nosotros se lo tenemos enseñado a gente de lo más variada que nada tiene que ver con SavePoint, y no querían despegarse de los mandos.
El príncipe -nuestro personaje- irá con una bola rodando por todas partes recogiendo cosas pequeñas, que se adhieran a su pelota, hasta que ésta crezca y pueda cogerlas de mayor tamaño. Los escenarios a veces están cerrados en algunos puntos a los que no se nos permite pasar hasta llegar a un determinado diámetro, y mejor que así sea, pues tras sus fronteras nos espera un mundo de objetos bastante grandes con los que en primera instancia no tendríamos nada que hacer, salvo perder nuestro preciado tiempo ya que… no lo hemos dicho, pero la mayoría de fases se tratan de llegar a una medida mínima en un tiempo que se nos marca y en caso de no conseguirlo, nos tocará rehacer, mientras que si lo logramos, se nos valorará por ello en función de cuantos objetos temáticos hayamos conseguido, junto con secretos especiales escondidos que hayamos localizado; con esto queremos decir que si por ejemplo se nos dice que es un escenario dedicado al colegio, habrá que coger materiales escolares, estudiantes uniformados, etc.