Rodaremos por casas japonesas, por pleno centro de Shibuya (con estatua de Hachiko incluida) y por un buen número de fases variadas que además pueden rejugarse de maneras diferentes al finalizar los cinco capítulos de que consta el juego y es que no hay una sola modalidad, sino que después se nos desbloquearán el modo de juego clásico (en el que no podemos saltar) y también el eterno, en el que tenemos todo el tiempo del mundo para ir a nuestras anchas recogiendo las cosas despacito, observando cada pequeño detalle de los repletos escenarios tan llenos de amor y con innumerables sorpresas, y es que el cuidado con que están realizados los niveles con cada objeto y persona tan bien situados y con tanto colorido, variedad y rarezas varias, no dejarán indiferente a nadie.
Por supuesto, para los más coleccionistas hay un inventario con todo lo que hemos recogido y lo que nos falta por recoger. Incluso hay una tienda en la que gastar caramelos (que nos darán tras cada fase completada y además podemos regatear para sacar más tajada) a cambio de ropas y accesorios para el rey, que de primeras estará con un maillot amarillo, pero puede tener bastantes apariencias.
Los hay que tachan la saga de «frikada tremenda», y puede que lo sea, pero también es tan divertida, que bien merece una oportunidad de cualquiera, además, este para PS Vita es el mejor de los que se han visto en portátil, de modo que no es para nada una mala opción para jugar unas cuantas partidas cortas en la recién estrenada consola. La lástima es que finalmente la opción de estirar el katamari no dé tanto de sí como se esperaba y que los controles sean un poco imprecisos en comparación a lo visto en Katamari Forever, donde además había bastantes más fases.
7
Conclusiones:
Se estira y no es un chicle, ni Luffy de One Piece, es un katamari con la nueva habilidad de Touch my Katamari, un juego de PS Vita entretenido y difícil, bastante bien llevado a portátil, pero que le falta todavía un poco para destacar de la manera que lo hace en sobremesa.