Peloteos rápidos y con unas buenas físicas que harán que corramos sin parar por toda la pista para aprovechar los puntos adecuados para realizar las magias y dar todo de sí, es lo que más veremos en este Mario Open Tennis, al que según vamos jugando, más vamos aprendiendo de él, para declararnos así vencedores de cada torneo -pues como es natural, van complicándose- o haciéndonos con el oro en todos los niveles de minijuegos.
Podremos controlar a más de una docena de personajes del entorno de nuestro gordito bigotudo que parece ser fontanero, pero que se pasa más tiempo rescatando princesas o realizando acciones varias que nada tienen que ver con su oficio, que desatascando baños. Pero sobre todo, el juego está pensado para que vayamos con nuestro Mii, al que podremos equipar con un montón de cosas que le cambian sus atributos, llegando a destacar en cualquier cosa que nos interese o siendo un todoterreno con mucha más fuerza, resistencia y velocidad que ningún otro, aunque para eso tendremos que jugar hasta agotar varios ciclos de carga completos de la portátil.
Va fluido, sin ningún tipo de caída de framerate (ni siquiera cuando se le activa el 3D, que además se ve muy parecido al de Mario Kart 7) y es colorido y es muy divertido, aunque sea completamente diferente al anterior que salió en portátil y tenga varios cambios con respecto al de GameCube, ya que sus nuevas implementaciones en la jugabilidad están muy bien llevadas y estamos convencidos de que entre el StreetPass y el poder jugar con la gente en cualquier lugar, será difícil aburrirse de él y menos aún para los completistas que tengan como meta hacerse con todos los objetos para su Mii, para que así además su personaje sea más original que el de los demás, entre la mezcla que puede hacerle con esos objetos y la propia apariencia de su «yo virtual».
Este es de los pocos juegos que me llaman de toda la ristra de futuribles de la portatil de Nintendera.
Si tan solo tuviese un modo «carrera» como el de sus antecesores….