Los Olvidados – Alley Cat

Diferencias entre versiones

Como ya hemos dicho al principio, Alley Cat fue desarrollado originalmente para los ordenadores Atari de 8 bits y luego tuvo una conversión para PC. No me constan más versiones, a pesar de que las he buscado. Hubo otro videojuego también titulado Alley Cat y publicado en 1984 (un año después que el juego que nos ocupa) para Commodore 64, pero es un juego totalmente diferente y desarrollado por otra compañía, Solar Software, lo que nos puede llevar a confusión; yo mismo estaba convencido de que nuestro Alley Cat también tuvo una versión para C64 hasta hace bien poco.

Aclarado este punto, las diferencias entre las versiones Atari e IBM son pequeñas y fundamentalmente estéticas, pero significativas. Como puede verse en las capturas de pantalla, aunque los gráficos en PC son algo más definidos y menos toscos, las limitaciones de la tarjeta CGA jugaron muy en su contra, especialmente en lo que respecta al colorido.

Además de esto, y a pesar de la enorme inferioridad teórica de la máquina, la versión de Atari cuida más ciertos detalles en las animaciones de los sprites. Valga como ejemplo el puzzle en el que tenemos que bebernos la leche de los perros. En la versión Atari, además de que se ve claramente cómo un fantasmal paquete de leche flotante va rellenando los platos, podemos intuir cuándo un perro está a punto de desvelarse (y, por tanto, de darnos una buena mano de mordiscos) no sólo por sus ojos, sino también por el ritmo de su respiración, detalles éstos que en la versión para los compatibles IBM se pierden por completo, lo que, de paso, cambia por completo el nivel de complejidad de la fase en sí.

♬ I love cats, I love every kind of cat… ♪

No sé si hace falta que diga esto a estas alturas, pero de alguna forma hay que cerrar el texto y ando un poco falto de imaginación últimamente: os recomiendo Alley Cat encarecidamente en cualquiera de sus dos versiones. Recordad que, desde que existen los emuladores e Internet y todas esas cosas modernas, no tenemos ninguna excusa válida para no acercarnos a juegazos como este, por muy antiguos que sean o muy extraños e inaccesibles que nos puedan parecer. Estamos ante un juego brillante en todos los sentidos, sencillo pero enormemente divertido y visualmente impactante. Y, por si esto fuera poco, con gatitos de por medio. No sé qué demonios más se puede pedir, en serio.