Uno de los empeños más notorios del mundo de los videojuegos en las últimas generaciones ha sido intentar brindar al jugón una experiencia lo más cercana posible al cine, con una narrativa envolvente que borrase la línea entre la pasividad de las películas y la interactividad del ocio electrónico.
Diferentes desarrolladores tomaron distintos caminos para alcanzar esa meta, con casos que se remontan desde el mítico Dragon’s Lair a los más recientes Heavy Rain o Asura’s Wrath pasando por cosas como D, Phantasmagoria o el resto de aventuras gráficas realizadas con metraje de imagen real. Sin embargo, Naughty Dog, creadores de las sagas Crash Bandicoot y Jak & Daxter, decidieron apostar por una fórmula en la que la narrativa estuviese fusionada con la acción en una combinación indisoluble y fascinante, con la intención de no darnos un respiro en ningún momento.
Ya en la primera entrega de Uncharted pudimos comprobar las bases de la propuesta, con un sistema que combinaba la carisma y el sentido de la aventura de Indiana Jones con una jugabilidad reminiscente de los Tomb Raider pero con un mayor gusto por la acción que Lara Croft. Si bien ese primer juego ya mostró parte del potencial que existía, fue la segunda parte la que explotó totalmente, maravillando a crítica y público por igual.
La segunda aventura de Nathan Drake es, sin lugar a dudas, una genial galería de situaciones llenas de adrenalina y acción, donde no sólo se nos muestra la gran vena cinematográfica de la saga, sino que resuelve con brillantez la forma en la que interactuamos con ellas. Nada de Quick Time Events ni cortes ni secuencias donde no cogemos el mando. Nosotros estamos involucrados de lleno en la acción, formamos parte de ella y tenemos que esquivar ágilmente los peligros que aparecen uno detrás de otro gracias a nuestra habilidad con el Dual Shock.
Es realmente difícil seleccionar algún momento que sobresalga sobre los demás, pues el nivel de espectacularidad se mantiene altísimo durante todo el juego. No hay más que observar el principio: nos encontramos con el protagonista gravemente herido dentro de un tren a punto de despeñarse. No sólo ofrece una apertura que deja con la boca abierta, sino que es un recurso narrativo terriblemente eficaz para despertar la curiosidad en el jugador. ¿Qué demonios ha pasado?
Sin ir más lejos, la escena completa del tren antes del accidente es otra buena muestra de la maestría de Naughty Dog, pero tampoco podemos olvidar la persecución del tanque, los saltos entre las colinas heladas del Himalaya o la carrera final huyendo de la destrucción de Shangri-La. Sin embargo, al final he acabado eligiendo un momento en concreto, incluso breve dentro de una secuencia con un nivel que también raya a gran nivel.