Nier es un juego de lo más peculiar. Desde el principio podemos ver cómo el apartado gráfico deja bastante que desear y que, la jugabilidad, a pesar de tener ideas muy interesantes, no está del todo pulida, además de contar con un sistema de misiones secundarias bastante farragoso, repetitivo y aburrido.
Pero, igualmente, tan pronto como insertamos el disco en nuestra consola, nos embarcamos en un juego con una personalidad propia y mágica. Un diseño artístico de lo más original, una ambientación melancólica y deprimente, una de las mejores bandas sonoras que hemos podido disfrutar, la utilización de perspectivas y planos de forma sorprendente y una historia que nos estremece completamente.
En esa lista de virtudes se encuentran también los enemigos, con un diseño diferente y preciosista, especialmente en lo referente a los jefes finales, brillantes tanto en aspecto como en jugabilidad. En una época en la que esos enfrentamientos épicos se confían únicamente a una escala visual de gran calibre más que a su complejidad y dificultad, Nier nos ofrecía unos combates de “final de nivel” refrescantes que podían alargarse a través de varias etapas y que nos exigía distintas estrategias según el momento.
Por ejemplo, resulta brillante la aparición de Jack, esa titánica Sombra que ataca nuestro pueblo natal, donde se encuentra la hija del protagonista, un gigante que va destrozando todo a su paso y que tendremos que ir reduciendo poco a poco, primero huyendo de él por las calles del mercado para hacer que nos persiga y conseguir tener una posición mejor desde donde atacarle. Herido y temeroso, el cazador se convierte finalmente en el cazado, pero eso no significa su fin. Cuando hemos pensado que ha sido destruido, su cabeza regresa y da lugar a uno de los grandes giros argumentales del juego.
Pero ahí no acaba la cosa, otros jefes son dignos de mención, como el jabalí aparentemente inmortal Goose, al que mataremos infructuosamente varias veces y del que tendremos que huir a la carrera; el taimado lagarto gigante Hook, al que tendremos que despedazar poco a poco; o Wendy, esa gigantesca esfera con alas y un siniestro ojo que tendremos que derrotar aprovechando los diferentes niveles de altura de Aerie para contrarrestar su tamaño. Todos ellos liderados por Shadowlord, nuestro enemigo principal y motor de nuestra venganza.
(AVISO: Todo el comentario contiene SPOILERS TREMENDOS, igual que el artículo)
Genial artículo sobre uno de los juegos de los últimos años que más me han gustado, precisamente por muchas de las cosas que se comentan aquí. Las sorpresas, las revelaciones y lo humanos que son todos los personajes hace que acabes cogiéndoles cariño irremediablemente; en lo que respecta a las sombras, donde peor me sentí fue con Kalil y el robot; aunque creo que el mejor combate fue el de Jack, justo antes del salto temporal que hay dentro del juego: jugablemente muy bien planeado y muy intenso.
Toda la segunda mitad del juego es bestial, pero es que la segunda partida, entendiendo a las sombras (Y viéndolo todo como lo ve Kainé, por no hablar de la horrible compañía de Tyrann) lo convierten en algo muy especial. La primera vez que matas a tres sombras (niños) al salir de la villa, no son violentas contigo en ningún momento, tampoco lo son las pequeñas en la parte que encuentras a Grimoire Weiss, y resulta sorprendente darte cuenta al volver a jugarlo: te lo están diciendo desde el principio, igual que cuando los enemigos dropean libros de colores, cuentos y cosas así. Y tras ver el cuarto final y su sorprendente forma de romper la cuarta pared… No puedo más que aplaudir a cavia.
Tras leer toda la historia previa que se explica en el libro, y algunas de las historias cortas que profundizan mucho en algunos personajes secundarios (una de mis favoritas es la de los dos hermanos del Junkyard, es realmente buena), me resulta imposible no aceptar que NieR es un juego como pocos se hacen: con alma.
(Perdón por el tocho, pero es que es mencionar a Nier y me emociono yo sola XD)
Tranquila, entiendo completamente tu entusiasmo, después de todo, yo lo comparto, como se ha podido comprobar xD Porque me he centrado (y me ha costado) sólo en las Sombras, pero se pueden escribir ríos de tinta al respecto, algunas cosas apuntadas por ti. Desde el principio te mete en esa ambientación gris, de colores apagados, con una historia, unos personajes y un desarrollo que se van despegando totalmente de las convenciones del género. Es precisamente esa forma de destrozar los estereotipos del RPG lo que te acaba enamorando. Sin olvidar, claro está, esa excepcional banda sonora.
El sistema de combate a veces es algo farragoso y torpe, pero los combates con los jefes finales me entusiasmaron y sorprendieron totalmente. Y qué decir del cuarto final…Me quedé sin palabras. Nier es un juego que siempre recomiendo a pesar de que espanta a alguna gente, siempre les digo que le den un poco de tiempo porque tarda en arrancar pero, cuando lo hace, te deja totalmente patidifuso.