Yo era fan de Nippon Ichi Software antes de que eso molara. Yo he viajado en el barco volador (tripulado por gatos) del capitán Homard. Yo he repartido hostias como panes de pueblo con Ash y Marona, arrancando árboles de raíz para usarlos como arma. Yo he sentido vergüenza ajena al oír cantar a Cornet y a Kururu. Yo he visto prinnis ardiendo más allá de la puerta de Tannhauser (o algo así).
Bueno, menos paja. Disgaea 4 mola. Mola por su sentido del humor gamberro, no sólo en los diálogos entre fases, que nos narran el guión literario del juego en cómodos plazos, sino en cada diseño de cada sprite, en cada movimiento, en cada hechizo, en cada melodía, en cada genial idea detrás de cada característica del juego. Mola porque algunas de dichas características han experimentado la vuelta de tuerca justa y necesaria como para resultar novedosas e interesantes sin caer en un rupturismo que muchos fans de la serie no habrían recibido nada bien; por ejemplo, el sistema de Extra Gain (la facultad de adquirir habilidades de otros personajes, independientemente de su categoría, o de repartir puntos de experiencia o mana, mediante cierto tipo de vínculos jerárquicos que sería prolijo explicar) es tan inteligente como fácilmente comprensible. Y una vez más, las posibilidades de crecimiento de nuestros personajes, así como la adecuación de sus habilidades a nuestras necesidades y gustos personales, es prácticamente infinita, a lo que hay que añadir una ingente cantidad de categorías de personajes diferentes. Si necesitas un juego de estrategia al que poder echarle un buen puñado de horas, con el que puedas avanzar a tu ritmo, a tu manera y creando un ejército a tu gusto, Disgaea 4 es tu juego.
Vale, a lo mejor en el fondo no es tan diferente a los anteriores, pero sabemos que te pones palote con el Call of Duty de la semana y que te compras un Fifa todos los años, así que no quiero oír ni una queja.
Que sí, que ya sé que ya ha salido The Legend of Zelda: The Skyward Sword, pero eso para mí no ha cambiado gran cosa. Aun sin quitarle mérito al juego de Nintendo, que es grandioso, para mí el mejor action RPG de 2011 es Dark Souls. Sé que no es perfecto, sé que tiene sus carencias, pero de entre los juegos salidos este año hay pocos que ofrezcan una experiencia de juego tan intensa.
Dark Souls es duro, extremadamente letal; cualquier enemigo de infantería te puede poner mirando a Cuenca, sí, pero precisamente por eso resulta tan gratificante hallar un nuevo camino, encontrar un nuevo tesoro, descubrir una nueva área que explorar. Por otro lado, precisamente esta condición de juego inmisericorde con los pasos en falso y las acciones irreflexivas o imprudentes, unido a una soberbia ambientación, hace de Dark Souls un juego enormemente inmersivo, que además es capaz de transmitir un terror mucho más intenso y genuino que muchos survival horror a los que he jugado.
Si a esto le añadimos unas originalísimas y magníficamente bien diseñadas funciones en línea, con opciones de juego cooperativo y PvP (que además preven para los infractores penalizaciones in game simplemente geniales), no cabe duda de que Dark Souls es el mejor juego del año que termina. Al menos, para mí lo es.
Una respuesta a “Las recomendaciones de 2011 por el equipo de SavePoint”