(Análisis) Fist of the North Star: Ken’s Rage

El un futuro no muy lejano, el mundo se vio engullido por la devastación de una guerra nuclear.

Las que antaño fueron ricas y prósperas ciudades se transformaron de inmediato en desolados paisajes desérticos. Los escasos supervivientes de aquella guerra se encontraron ante un mundo regido por el miedo y la violencia.

El dinero ya no tenía valor, tan sólo el agua era valiosa. La gente tenía miedo y estaba desesperada. Desesperada por encontrar al salvador que les muestre un rayo de luz y esperanza en esta oscura y violenta época.

Tras una espectacular escena de apertura, se abre el menú de juego y, oh, sorpresa, textos en castellano. No sólo eso, sino que términos japoneses como “manga”, los propios nombres de los protagonistas, o las técnicas milenarias mencionadas en la obra original son respetadas. Vamos por buen camino.

Existen varios modos de juego, bastante completos. En primer lugar tenemos el Modo Leyenda, que narra las hazañas del manga original. En un principio comenzaremos con Kenshiro, pero una vez avancemos en la historia irán apareciendo por orden cronológico otras ramas en las que se narran los mismos hechos desde el punto de vista de otros personajes.

También está el Modo Sueño, que ofrece mayor libertad, tanto jugable como a nivel argumental. Aquí podremos saborear la esencia de los Dynasty Warriors —recordemos que este título es un spin-off de la jugabilidad de los DW, pero basado en el universo de Hokuto no Ken— con personajes que se irán desbloqueando conforme se avanza en la historia de Kenshiro en el Modo Leyenda. Aquí, se plantean historias totalmente originales que no tienen nada que ver con el manga, guardando tan sólo ciertas conexiones. Este modo permite un cooperativo de 2 jugadores a pantalla partida y sus fases pueden llevar mucho tiempo si se desea completarlas al 100%.

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