[Análisis] Disgaea 4: A Promise Revisited

La semana próxima se pondrá a la venta en Europa el videojuego Disgaea 4: A promise revisited (魔界戦記ディスガイア4Returns), un port de la versión de PS3 con todos los DLC incluidos de serie así como bastante contenido adicional que hará las delicias de los usuarios de PS Vita que estén buscando un rpg táctico con el que poder estar entretenidos durante decenas de horas.

En la versión de sobremesa de Disgaea 4 ya pudimos descubrir una historia atípica y alocada sobre un vampiro que no mordía a nadie ni se alimentaba de sangre, sino de sardinas, pescado que le fascina hasta el punto de convertirse en ocasiones en todo un monotema que habla de los beneficios de tomarlas o de lo poco que le gusta la construcción de su nombre en japonés para el que se utiliza el kanji de pez unido al que significa débil. El que la  historia sea diferente, política incorrecta y esté lleno de un humor de lo más extravagante, es un sello distintivo de la saga Disgaea, que siempre se ha caracterizado por sus demonios de Netherworld haciendo cosas que en la Tierra nos resultarían de lo más extrañas y, además, allí van todas las almas en pena que pecaron, para expiar las culpas como unos seres llamados prinny —similares a un pingüino y a los que suelen tratar como esclavos— aunque Valvatorez, el vampiro del que hablábamos antes, dice ser su instructor y no se comporta con ellos como otros muchos lo harían, especialmente Etna del primero de los Disgaea, pero que ha aparecido en todas las demás aventuras. ¿Qué descubriremos además en esta versión? ¿Cómo es este port? La respuesta está a continuación, así que dejéis de leer lo que os tenemos que contar.

Luchando contra la corrupción, aferrado a las promesas.

Lo que comienza como un episodio en el que conocemos un poco las rarezas y la relación entre un vampiro retirado de alimentarse del líquido caliente y rojo que circula por los cuerpos de los humanos y su fiel y leal perrito o hombre-lobo, terminará siendo un viaje al que se unirán bastantes personajes también con sus particularidades y, además, como siempre en los Disgaea, podremos crear los nuestros propios de las distintas clases que iremos desbloqueando por avanzar en la historia o por cumplir otros requisitos. Como la historia contra la corrupción del gobierno ya la conocíamos todos los que veníamos de PS3, en esta ocasión tenemos también otras añadidas para que tengamos más fases en las que usar el coco y también para que conozcamos al personaje de Nagi, pero, sobre todo, para que descubramos cosas del pasado de Valvatorez, Fuka y Desco en sus capítulos añadidos. De este modo, los que ya jugaron antes tienen más risas aseguradas con bastantes escenas nuevas y, al mismo tiempo, los nuevos pueden jugar a una versión más completa que la que hay para la sobremesa de Sony de la ya pasada generación aunque se sigan sacando cosas para ella.

Pero dejándonos de movimientos antisistema que ya descubriréis por vosotros mismos cuando juguéis, algo que se ve ya desde el título tanto del anterior (Disgaea 4: A Promise Unforgotten) como de éste (Disgaea 4: A Promise Revisited) es el tema de las promesas y es que Valvatorez tiene cierta obsesión con ellas, cayendo además siempre de lleno cuando le dicen que las haga y viéndose desde ese punto obligado a cumplirlas. Es todo un vampiro de palabra y todo comenzó cuando conoció a una chica de cabellos rosados que es además la que le cambió para siempre. Estaba todo bien ya en el Disgaea 4 original, pero ahora profundizándose en el tema como se hace, aún es más divertido y se coge más cariño a los personajes, por lo que, repetimos, los añadidos aunque son completamente opcionales de jugar, le sientan de maravilla al juego y, de hecho, tiene tantos, que sería una tontería no aprovecharse e ir tan solo a jugar el modo historia sin las historias secundarias, las de reclutamiento de los personajes invitados que antes estaban como DLC o pasarse horas entre el item world, el class world, los torneos, las creaciones de barcos piratas para los posteriores enfrentamientos, etc.

Una pequeña base con mil recovecos.

La base por la que nos moveremos no es demasiado extensa, no es un gran castillo como el de Laharl en Disgaea o Disgaea D2, pero aun así no nos faltará nada de lo que pudiéramos esperarnos. Tenemos la entrada a la asamblea, la entrada a nuestro mapa para organizar lo que vendrían siendo los clubes, el lugar en el que subir de nivel las habilidades y adquirir nuevas «evility», las tiendas de rosenqueen de todo tipo, al hombre que nos lleva a los episodios especiales o que nos teletransporta al inicio de una nueva partida plus, la zona de pirateo, la zona de torneo… en fin, que es un espacio muy bien aprovechado desde el que nos moveremos con facilidad antes de decidir qué es lo que queremos hacer, si curarnos y prepararnos con equipamiento y habilidades o si ir a subir de nivel un objeto en el item world, o potenciar las stats de un personaje en el class world para que también tengamos bastantes puntos de maná que viene siendo la moneda de cambio para prácticamente todo lo que tenga que ser aprobado en la asamblea y desde luego para subir de nivel nuestras técnicas o adquirir nuevas. Casi podríamos decir que el tamaño de la base de operaciones es proporcionalmente inverso a la cantidad de cosas que podremos hacer desde ella y sobre todo a la cantidad de horas que necesitaremos si queremos vencer a todos los enemigos extras de la parte del post-game.

Estrategias sobre los paneles.

La jugabilidad es por supuesto el punto fuerte de Disgaea, y eso que ya con la historia y los personajes lo pasaremos pipa, pero si por algo esta saga es la reina de los rpg tácticos es por lo que ofrece sobre el tablero. Desde el primero había multitud de cosas para hacer y en ningún momento se tornaba aburrido gracias a su sistema de geopaneles que afectan a los distintos cuadros de los mapas según el color de la casilla sobre la que estemos y la acción que vaya ligada a dicho color en cada momento, pero los geopaneles no lo son todo, sino que también su repertorio de técnicas, sus clases de personaje, etc. serán fundamentales para que podamos disfrutar de locuras como jugar cien fases seguidas en el item world y después aún tener ganas de seguir. Porque, por más exagerado que pueda sonar para los no seguidores de Disgaea, el hecho es que realmente eso sucede, esa adicción recae sobre quien se deja atrapar por un sistema de juego tan rico y bien creado y al no verse el momento de parar, es por lo que la saga funciona mejor en portátiles, como es el caso de esta versión de Disgaea 4.

Aunque el apartado gráfico no sea precisamente una maravilla que explote las capacidades de PS Vita, los diseños de personaje son una vez más muy atractivos y sobre todo expresivos con esas caras y gestos que tan bien le salen a Haradaya, encargado de esa labor desde el primero de la franquicia. Es curioso como, pese a no ser un juego puntero, resulta bonito de ver pero, al mismo tiempo, ocurren una serie de caídas de frames en ciertos momentos en los que hay muchos polígonos en pantalla, como puede ser en las famosas pirámides del Item World, que si bien son algo molestas no se dan con frecuencia y, de hecho, podemos tirarnos horas sin experimentarlas aunque después en esas pirámides siempre las vayamos a sufrir. Desconocemos si NISA lanzará un parche para solucionar ese problema, pero lo que es seguro es que están al tanto de la situación. El audio tiene por supuesto una banda sonora creada por Tenpei Sato, como en los anteriores juegos y además tiene esos toques característicos suyos con los que solo con escuchar unos acordes uno ya lo asociaría a él. En cuanto a las voces, podremos escucharlas tanto en japonés como en inglés, para que cada cual elija lo que mejor suene para sus oídos.

Diisgaea 4: A Promise Revisited es largo y muy divertido, especialmente por aquello de poder llegar a niveles impensables en la mayoría de rpg’s con los que además haremos unos daños inhumanos, aun así, el nivel no lo es todo y tendremos también que cuidar a nuestros personajes para que sus stats sean elevadas, tengan equipamientos a la altura y adquieran las habilidades que se esperan de ellos, y no olvidemos que existen los ataques combinados por amistad y cercanía, los combos por atacar de seguido a un mismo enemigo e incluso los potenciadores por hacer varias acciones desde una misma casilla, subiéndose así también temporalmente nuestras stats y haciendo que tengamos más resistencia frente a ataques enemigos y más fuerza contra ellos. Son un montón de pequeños detalles a tener en cuenta entre toda la amplia gama de cosas que se nos ofrecen en un juego que a simple vista podría parecer quizás una pequeñez, pero que es a todas luces enorme y lo mejor de él es que somos completamente libres de cuidar de nuestros personajes como queramos y de decidir nuestras estrategias y de quiénes nos encargaremos y a quiénes dejaremos como reservas, aunque con tantas bonificaciones y el sistema de trucos (cheats) sacado de Disgaea D2, seguramente decidamos que ninguno de nuestros personajes es merecedor de estar a nivel 1, ni siquiera aunque tengamos 50, porque quién sabe qué idea descabellada se nos podría ocurrir en el futuro en alguna de las fases o en medio del ítem world tras haber sido parcialmente masacrados por una invasión pirata o por algún mal cálculo con los geopaneles.